Cuando me he levantado esta mañana, algo de mí se ha quedado en el colchón.
No me he dado cuenta en seguida. He ido a la ducha y he notado que tenía más frío que de costumbre. Mucho más.
Luego, incluso el agua me dolía.
Entonces lo he entendido. Estoy cambiando de piel.
Dicen que no pasa nada, que se regenera; que la nueva es más tersa, elástica y fina. Inodora, más limpia. Como las compresas.
Pero yo no tengo alas.
Ni reglas.
Simplemente estoy cambiando de piel.
Mientras tanto, vivo a carne viva.
Logrados
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No se trata tanto de recuperar la juventud perdida como de mantener la
dignidad adquirida.
Hace 3 horas
6 comentarios:
Te estás reencarnando.
Pues cuidado con el alcohol, que te quemará...
Las capas de la piel son como las de las cebollas, cuando las pelas te hacen llorar.
La entiendo perfectamente. Cada verano lo hago repetidas veces.
Playa, me quemo, me pelo todo y vuelta a empezar.
Así hasta el otoño.
se me amontona el trabajo, amiga Mel... aver si esta tarde te puedo leer enterita...
Abrazo
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