sábado, 10 de marzo de 2007

El juego de la oca


Por razones que no vienen al caso, me encontraba la semana pasada en un club de tenis de la ciudad, cuando llegó el revuelo. Nunca mejor dicho: en una de las pistas había una oca caminando como una oca y haciendo ese ruido que hacen las ocas.

Como últimamente estoy en plan nostálgica televisiva, me acordé de una serie que se llamaba Nils Horlgersson y que iba de un niño que se hacía pequeño, y se pasaba un año haciendo el ganso mientras emigraba con las ocas montado a horcajadas en una de ellas y le pasaban un montón de cosas. Y el final de la serie era muy triste, porque el niño recuperaba su tamaño normal y entonces ya no se podía comunicar con los animales.

Hoy, visto el rebaño de borregos que se han manifestado (no contra el gobierno, no contra De Juana Chaos, sino) contra las normas de la justicia, convendríamos que son los animales quienes no quieren comunicarse con las personas (con perdón de los animales de verdad), y los muy ánsares se limitan a rebuaznar, a berrear o a hacer el Paquito (para más información, buscad el comentario que hizo Gus Aneu hace unos días). Pero estoy perdiendo el hilo.

El caso es que al ver la oca, y al acordarme de Nils Holgersson y al comprobar cómo está el patio en este país, me entraron ganas de hacerme muy pequeñita, muy pequeñita, para poder subirme a lomos del ave y salir volando quién sabe dónde.

Entonces me acerqué a ella y le pregunté cuánto costaría el viaje. Ella me dijo: "¿Tengo pinta de compañia de bajo coste?". Yo: "No, se nota que eres de altos vuelos, pero necesito salir de aquí". Y ella: "Es que creo que me confundes con otra, yo soy de las que se lo juega todo a suertes".

Ningún problema; en los clubs ésos de tenis siempre hay dados.

"No, no", insistió la oca, "no me estás entendiendo". Y me contó su historia, casi tan triste como el último capítulo de Nils Holgersson. Resulta que, después de llevar una buena racha sexual ("y me la tiro porque me toca", o algo así, me dijo), la oca cayó en la peor casilla del tablero: "Vuelve a casa". Pero, claro, ella había puesto su casa a la venta para poder emigrar tranquila durante todo el juego. Y aunque su nivel adquisitivo no ha variado mucho desde entonces, con el dinero que sacó de su granja ya no tiene ni para pipas.

"Buf, qué chungo", le dije. "Ya", respondió ella. Si había aterrizado en un club de tenis, me contó, era para ver qué podía sacar de un trocito de su hígado, "a los pijos les gusta bastante el foi", me comentó orgullosa cerrando mucho el pico.

En fin, que llegó un constructor y le dijo que ahora la moda está en habilitar contenedores, porque la verdad es que nadie vive mejor que los vagabundos, ahí, sin tener que preocuparse por las facturas del gas y del agua. Y, bueno, a la oca la oferta le pareció bien. Pagó con parte de su híagado y se instaló en el cuchitril.

Hoy me ha llegado la foto que me envió vía paloma-pulgosa-mensajera. Su container es el de arriba a la derecha; es decir: el ático tercera.

Moraleja: este viento podría hacer perder la señal de la Sexta, y nos quedaríamos sin Barça-Madrid.

3 comentarios:

Diamante dijo...

Je je je, llevaba unos dias perdido.

Pues me acuerdo algo de la serie y de que siempre me extranñan las ocas por q pienso: "Que pato tan grande y gordo"

Sobre la manifa: 1ºcuanta gente está tan mal anímica y psiquicamente... tanto como ponerse al nivel de De Juana Chaos, 2º Si que fue gente, si y 3º Es cierto lo que dijo Rajoy, fue una manifestación alegre.

Nils Horlgersson

Me haces recordar cuando estaba en Londres y las ideas de las ocupaciones que allí estaba mucho mejor, las compañias te suministraban agua y electricidad sin necesidad d ser propietario y el vivir entremedias del vagabundo se vislumbraba.

Y lo de sacar el hígado me recuerda indiscutiblemente a lo que le pasó al unicornio Charly

Mel Alcoholica dijo...

Pues yo viví en París, y allí no te daban de alta ni con todos los justificantes del mundo. Y eso que yo vivía muy alta: en una buhardiall en el barrio de más alto estanding. Recuerdo que los franceses calzan fatal y que no ponen aire acondicionado en ningún sitio porque consideran que hay tantos inmigrantes que quieren matar a los pobres a golpes de calor.

¿Quién es el unicornio Charly? ¿Tenía cirrosis?

Diamante dijo...

haY! jejeje, si los franceses siempre han sido muy apañados y previsores en plan urbanístico, decide el status.

A Charly le puedes encontrar al final de mi blog de chorradas, se ha convertido en uno de los mas vistos del tubo, no tenía cirrosiis el estaba todo sanote, creo q el q tenía cirrosis era uno d sus amigos.