Presiento que mañana voy a desaparecer.
Desaparecer es un poco rollo, porque los sensores de las puertas ésas para salir de la estación del metro no te perciben, y no se abren, y nunca puedes salir de la estación del metro, y por eso está demostrado que hay más gente que entra en el metro de la que sale. En realidad es porque de repente han desaparecido y por eso ya no pueden salir.
Pero bueno, eso no me preocupa, porque, en la isla en la que estoy, sólo hay un metro, que hundirá la isla, primero económicamente, pero luego también porque el hueco por donde pasa el metro se inundará de agua, y claro, pasará como pasa con los barcos que se llenan de agua, que se hunden.
Nunca he ido en el metro que hay en esta isla, y que debería de llamarse centímetro, pero sí he ido al súper alguna vez. Y en la puerta del súper también hay sensores, y si eres invisible no te captan, y te quedas para siempre encerrada en la sección de congelados. O peor: en la sección de las lejías. Y ésa sí que es peligrosa, porque como te caiga un poco de lejía encima, además de invisible te quedas en blanco. Le pasó a una amiga mía, y la confundían con un fantasma. Cuando iba en autobús, por ejemplo, y se acercaba a la gente con la mano extendida, la gente hacía como que no la veía. Y es que de verdad que no la veían, porque, como además de invisible se había quedado en blanco, no tenía nada que decir, y no la veían ni tampoco la oían, y era como si no estuviese allí.
Pero bueno, yo no me haré invisible, simplemente desapareceré, que no es lo mismo. Invisible es una cosa que no se ve, y el aire es más o menos invisible, menos en Barcelona y en Alcoi y en Santiago de Chile, creo, que es como de color gris. En cambio, si el aire desaparece, te ahogas y te mueres. Es decir: que puedes ser invisible y no desaparecer, pero no puedes desaparecer y ser visible.
En las fotos sí. En las fotos y los vídeos caseros tú puedes haber desaparecido y aún te siguen viendo, pero en realidad no eres tú, sino una imagen de ti. Y a mí me hacen gracia esas películas americanas en las que alguien se muere, y la gente se pone a ver vídeos de cuando la persona muerta todavía estaba viva y decía a cámara: "hola, qué bien me lo estoy pasando vivo, y qué inconsciente soy de que la vida es tan importante", y entonces la gente que está mirando el vídeo del antiguo vivo que ahora está muerto se pone supertriste, y a veces llora, depende de la calidad de la película; la que ves tú como espectador, quiero decir, no la que están viendo ellos como actores videoaficionados.
¿Por dónde iba? Digo que me hace cierta gracia porque en realidad lo que les hace llorar, o más o menos llorar, es una bobina y unos cuantos píxels, o lo que sea que salga en los vídeos. Lo que les hace llorar es un objeto. Un objeto, nada más. Aunque sea un objeto que te recuerde a una persona, un objeto que te lleva a un sujeto, lo cierto es que es un objeto que se puede romper con un martillo. Y llorar por un objeto, pues es muy cutre. Es como llorar por el complemento directo de una frase. Aunque si el complemento directo de una frase es un padre, un novio, un hermano, pues la verdad es que es muy importante. Y lo entiendo. Y no es tan cutre. Y creo que empiezo a entender las películas americanas en las que la gente llora por culpa de las películas caseras.
Ahora que me acuerdo, hay otra manera de ser visible aunque hayas desaparecido, y es la que sale en los dibujos animados cuando el ratón o el gato se van corriendo. En realidad el ratón o el gato ya no están ahí, pero todavía se ve el garabato de su presencia. Cuando todavía se les ve, pero en realidad ya no están, el gato y el ratón hacen un ruido muy peculiar, como rptlrtplrtplunc, que no sé cómo se debe hacer. El correcaminos es más fácil de imitar, porque haces bip bip y ya está. Y Bugs Bunny en realidad come patatas fritas, no zanahorias, porque el sonido de las zanahorias no suena tan bien como el de las patatas fritas para imitar el de las zanahorias.
Pero ya estoy mezclando las cosas. No hablaba de muerte, ni de escapatoria ni de zanahorias, sino desaparición, que tampoco es lo mismo. Desaparecer, según el diccionario, es ocultar, quitar de vista, dejar un lugar. Pero también es dejar de existir. La primera acepción hace referencia a la parte invisible que va implícita a toda desaparición y la segunda, a la parte vital.
Lo malo es que ninguna de las dos hace referencia a lo que me va a pasar mañana: que como me voy a un puerto olvidado de la mano de Internet, ni me veréis ni os veré. Por lo tanto, y aunque la idea no os guste, en cierto modo vosotros también desapareceréis.
Qué fuerte debe ser que alguien te diga: oye, que mañana vas a desaparecer.
Pues eso es lo que os digo.
No hay de qué preocuparse. Porque las vacaciones siempre suelen acabarse, y con ellas, la desconexión. Y un día encenderé el ordenador, y parecerá que no ha pasado nada. Y si parece, no desaparece, cuestión de raíces.
Supongo que la pereza también estará relacionada...
Amistades
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Un sujeto y un predicado se conocieron y de aquella amistad surgió esta
frase tan chula.
Hace 57 minutos