Como los Reyes Magos me provocaron un trauma infantil, siempre intento pasar la noche del 5 de enero fuera de casa. Eso de que tres viejos se paseen por tu cocina y beban de la misma botella que tú, me da un poco de mal rollo.
Además, los reyes son unos guarros. Por ahí por donde pasan van dejando un rastro de suelos pegajosos. Y como encima son mágicos, están en todas partes. Luego van y dicen que lo de que dios sea omnipresente es imposible. Pero si los reyes están en todas partes, dios también puede hacerlo.
La cuestión: como, fuera adonde fuera el viernes por la noche, los reyes estaban ahí, decidí colarme en el zoo. Pensé que los camellos no se atreverían a acercarse hasta el zoo, porque peligraba que se encontraran con algún primo lejano en una de las jaulas y se pusieran a charlar:
Camello 1: "Hombre, Isaac, qué tal tú por aquí"
Camello 2: "Que ya no me llamo Isaac, que de tanto ir por tierras occidentales he cambiado de nombre".
Camello 1: "¿Ah, sí? ¿Y ahora cómo te llamas?".
Camello 2: "Jonatahan".
Y claro, con tanto blablablá se les haría tarde para repartir los regalos a los niños, y sería el drama mayor.
En fin, que imaginé que los camellos de los reyes no irían al zoo, y ahí es donde me metí. Si lo intentáis alguna vez, no entréis por el Parc de la Ciutadella. Es más fácil desde la calle, por el muro. Es un poco alto, pero dándote impluso, se puede hacer.
Estar en un zoo por la noche es un poco raro, porque es como cuando en las películas los protagonistas se meten en la selva, que se oyen ruidos raros por todos lados. A mí incluso me pareció oír ronquidos. Entonces se me heló la sangre y empecé a pensar que a lo mejor eso de colarme en el zoo no era tan buena idea.
Di media vuelta, resignada ya a encontrarme con los reyes mágicos y con el séquito de niños mocosos pesadísimos y chillones que los acompañan, cuando, de repente, lo vi. Era él. Copito de Nieve en persona. Bueno, en animal. O no, mejor en espíritu. Bueno, que era Copito de Nieve, y le dije: "Coño, pero si yo creí que eras albino". Y él contestó: "¿Qué dices? ¿Que le doy al vino? Borracha lo serás tú". Intenté explicarle la diferencia entre borracha y bebedora y alcohólica y melalcohólica. Es muy sencillo: borracha es para la fase de los cantos regionales; bebedora es para la fase de 'a ver quién se mete más litros de cerveza entre pecho y espalda en menos tiempo'; alcohólica es cuando te tomas una cerveza para que se te pases la resaca; y melalcohólica es cuando nadie te envía un puto SMS enNochevieja para felicitarte el año y entonces piensas que nadie te quiere.
Copito de Nieve me contestó que él me quería mucho, y que a mi hermana gemela también la quería mucho. Y yo le pregunté: "Pero de qué hermana gemela me hablas, jumero?". Para entonces él ya se estaba dando el lotazo con un árbol. Y flipé, claro, porque como nunca he visto los documentales de La 2, no sé si es muy habitual entre gorilas eso de montárselo con un árbol. Montarse encima de ellos, sí, supongo, pero ahora me refiero a otra cosa.
En fin, que cuando llegué a casa, los reyes no me habían traído ni regalos, ni carbón, ni un cabrón con quien pasar la noche. Entonces me puse en fase melalcohólica, pero ya se me ha pasado.
domingo, 7 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
No sé si saber esto te aliviará el trauma o te lo agravará. Pero cuenta la leyenda que, en sus años mozos, Iggy Pop hacía con los árboles las mismas cosas que el fantasma de Copito...
Y Pablo Neruda quería hacer con una mujer lo mismo que la primavera hace con los cerezos. Aunque me parece que se refería a su prima Vera, que debía de tener las mismas inclinaciones sexuales que Iggy Pop y el fantasma de Copito.
Melalcohólica, eres grande. Y el estado melalcohólico es el que más disfruto, porque soy de los que piensan, en esos momentos, que es mejor no tener a nadie que estar solo... así nadie te da el coñazo, que para eso inventó Dios a la gente, jajaja. Ah, si te sirve de consuelo, yo envié los mismos que recibí.
Un saludo! Nos leemos!
Sentado en el banco de la calle más fea de Bcn, te envié el mismo sms de siempre… ese q no siempre llega.
Buen año.
Por cierto, copito es el masculino de copita.
Hola, soy yo otra vez.
Siento no haberte escrito. Ya sabes que no suelo hacerlo, pero esta vez quería... Fue el destino: perdí tu número, perdí el teléfono y perdí la compostura.
Pero, como dice el refrán, de perdidos al río... Toma las llaves de mi casa.
http://el-infierno-de-los-cuerdos.blogspot.com/
Recién creado para la ocasión. Creo que no hay vino en la nevera.
Publicar un comentario