domingo, 19 de octubre de 2008

De ley

Mi abogado me dijo: "Deberías dejar a ese par de amantes que tienes y casarte conmigo". Tiene gracia, él que está especializado en divorcios.

Dice que por mí se haría penalista; para entender mis penas, y también para salvarme de todos esos tarados que merodean. Me rodean.

Augura que algún día me enamoraré de ese par de amantes que tengo, y que entonces seré muy infeliz porque ellos nunca dejarán a sus mujeres ni a sus hijos por mí.

"Joder", pienso yo mientras tanto, "eso espero". Menudo susto si de repente uno de los dos se plantara en mi casa con las maletas.

Mi abogado y yo no nos parecemos en nada, pero nos llevamos bien. A él le gustan las historias que le cuento, que siempre son verdad. Y a mí me parece mentira que aún quede gente como él. Él es de ley y yo de leyenda.

Lleva camisas a rayas con el cuello blanco, lleva camisas sin rayas, siempre lleva camisa, y a veces también lleva corbata. Lleva gafas y es más bajo que yo.

Nunca me he liado con un tío más bajo que yo. Con él tampoco.

Mi abogado se queda pensativo y suelta: "¿Sabes? Tus rollos no me ponen celoso". Le respondo que eso es porque él también me ve como una amante; los hombres que te ven como a una amante en realidad te tratan como a un colega.

Sus mujeres les hacen de madre y conmigo se van de fiesta.

A mí me mola emborracharme con ellos de cerveza, de besos, de risas, de sexo. Luego pasas un día de resaca a la que otros llaman realidad, y ya está. Sólo la sociedad te mete miedo con la chorrada ésa de la soledad.

A veces me planteo hacer caso a mi abogado, dejar esa pasión que siento una o dos veces por semana y serenarme a su lado. Sé que hace la cama con disciplina militar y también sé que plancha en cuanto saca la ropa de la lavadora. Viviríamos en ese piso de Gràcia que acaba de amueblar, y los fines de semana me llevaría de paseo al campo. Tiene un amigo que tiene un molino en lo alto de una montaña, tiene otro amigo que tiene una casa en Menorca, y tiene un amigo que tiene un terreno en México. La verdad es que tiene un montón de amigos que tienen un montón de cosas.

Sí, me digo, debería sentar la cabeza y permitir que me masajearan el corazón. Cenaríamos en sitios chics, viajaríamos de vez en cuando, yo escribiría en casa mientras él se pasa el día en el despacho, nos daríamos un beso de buenas noches, nos sonreiríamos por las mañanas.

Sí, me digo. Tal vez tendría que casarme con él. Entonces, claro, necesitaría otro abogado.

8 comentarios:

Anna dijo...

¡ Me ha encantado este post !

Alberto Ramos dijo...

Si tu estatura física fuera directamente proporcional a tu estatura literaria, lo ibas a tener ciertamente complicado.

tequila dijo...

buenas:
nada Mel, no cuela "besitos de buenas noches, sonrisas mañaneras"... con ésa visión del matrimonio no se casa nadie..

saludos

errante dijo...

entonces necesitarías otro corazón, también

Anónimo dijo...

Mel, tendría varias cosas que decirte. Pero sólo te diré dos:

¡cabrona, qué buena eres escribiendo!

pero menudo topicazo este post......
Apasiónate con tu pareja y no simules pasión cuando sólo quieres decir sexo.

Mel Alcoholica dijo...

Anónino, tengo pareja de parejas. ¿A cuál te refieres?

Anónimo dijo...

a todos menos a esos

Zittric dijo...

JAJAJAJAAA..me ha encantado este post...excelente...pero sabes de sentar cabeza pasarías a ser la mujer del abogado que le hace madre, y él tendría otra que le haga fiesta...y...necesitarías otro abogado...

SALUDOS