lunes, 26 de mayo de 2008

Explatypus

Me recompuse como pude. (una elipsis me trae hasta aquí, pero espero que la llenéis de algún modo, porque me parto con mi propia historia interpretada por vosotros).

Él también me partió. Mejor: me despedazó con unas tijeras de cortar papel. Primero las orejas, luego la nariz, después los dedos de los pies. Y recordé una canción que grabé hace unos años con el Doctor Naïf y que decía: "Cada noche cuando llego a casa, tú me estás esperando sentado en la cama, y me cuentas los dedos de los pies: uno dos y tres, hasta diez".

Nos llamábamos Explatypus y Los dedos de los pies era nuestro hit.

Teníamos cuatro canciones más: Los escarabajos del Inserso, Nosécuántos días en el desierto, En France les vaches n'ont pas de taches, y otro gran éxito, cuya letra era: "Niño Triste y Moby Dick salen juntos a pasear y comen un falafel, parecen dos amigos de verdad". Se titulaba Niño Triste y Moby Dick. Luego eso de comer falafel se puso de moda, y la canción perdió cierta gracia, pero bueno, lo mejor era cuando un camión de sifones atropellaba a Niño Triste, que había cruzado sin mirar, y Moby Dick interpretaba Me and Bobby McGee en su triste funeral, fue una frivolidaaaaaaad...

Que te vayan recortando como un monigote de ésos que acaban colgados en la espalda de un inocente no mola nada. Sobre todo porque te preguntas quién coño recogerá todo esto; fragmentos de ti que, de repente, podrían salir volando con la más breve corriente de aire.

El psicópata continuó haciendo un corte de mangas, vació bolsillos, me cortó el rostro o me giró la cara, recortó presupuesto, me hizo pedazos. Y todo sin patrón.

Podría hablar del hedor de la sangre, pero no la hubo. Podría describir el dolor insoportable, pero tampoco.

Permanecí esparcida en el suelo durante mucho tiempo, preguntándome cómo recomponerme, preguntándome dónde iría colocado cada uno de mis miembros y si sería capaz de recuperarlos todos.

Los primeros en reunirse fueron los dedos de mis pies, uno dos y tres, hasta diez. "Me duele la cabeza y quiero una aspirina, me da mucha pereza ir hasta la cocina". Luego mis piernas treparon hasta otro lugar y de allí brotó el ombligo y, después, de su hueco, el resto del cuerpo; tetas incluidas, menos mal. "Me siento en la butaca y abro una cerveza, ya se me ha pasado el dolor de cabeza".

¿Qué ha pasado? "Vienes y me das un beso en la nariz, yo te quiero así, soy feliiiiiiiiz".

¿Qué pasado?

No me di cuenta en seguida. Al principio me pareció que todo estaba en su sitio, que lo había conseguido.

Fue después, cuando no supe establecer aquel "principio", aquél que correspondía a "al principio me pareció que todo estaba en su sitio".

¿Qué principio? Nunca los conviertas en finalidades, mucho menos en un fin. ¿Dónde estaba ese inicio? En cualquiera de mis partes. Aquí mismo, por ejemplo, si establezco que yo tuve una granja en Australia. O aquí, si mi principio es el postcinismo. Empiezo aquí, si soy una casa. O aquí, si lo hago donde acabamos todos.

No sé, tal vez simplemente me traspapelé.

No es que tenga el culo en el pecho, ni los talones al revés; no se trata de que camine hacia atrás, en un regreso a lo que está por ver con los ojos de la coronilla o con el ojete de la rabadilla. No es eso.

De repente, cualquiera podría ser mi página de inicio, y no únicamente Google, que sólo incita a buscar y, por lo tanto, a convertirte en un inconformista perpetuo porque, cuando por fin encuentras algo, te dice igual que aquellos envoltorios de Danone: "Sigue buscando".

Me recompuse como pude y como me ayudasteis a recomponerme. Y también: cómo me ayudasteis. (gracias) "Dejé mi dedo índice bajo tu almohada, lo estuviste buscando hasta la madrugada, uh-uh".

Puedes querer mil veces a mil personas distintas y eso siempre te corresponderá a ti.

Aunque para algunos oídos mantengo la misma armonía, estoy utilizando una nueva partitura.

"Yo pinto las paredes de color morado, tú pintas las cientouna gallinas lenguado. Ya sé que es una extraña combinación, pero es algo entre tú y yo".

Y tú siempre serás tú. Y yo puedo ser el tú que quieras.

11 comentarios:

Christina Cassanova dijo...

Estaba yo hablando de caleidoscopios y mira tu quien se ha tragado uno de los grandes, de esos que tiene polvitos en cada color...

Oh yeah, nena, dos mas como este y te pongo un piso (mis genes de camionero venido a mas, a veces se me descontrolan).

Argeseth dijo...

Y te pusiste deconstructiva, más de lo normal, y te reinventaste por pedacitos como un poema Dadá y de paso nos metiste en la bolsita de recortes...

Scarlet Ojala dijo...

Mientras tengas las manos en su sitio para seguir escribiendo...

Pi dijo...

Mija, ahora sí que te me estás volviendo tururú, o deconstructiva, como dicen por aquí y es menos... digamos... familiar.
Yo apuesto por emborracharnos.

Benjuí dijo...

Por mi parte, venir a leerte es un ejercicio de humildad: no entiendo un carajo y, sin embargo.

Alberto Ramos dijo...

Esto me ha recordado aquella serie de Lina Morgan, 'Recompuesta y sin novio', o similar.

Zittric dijo...

ssssssssssss.......una vuelta más y vómito...es como si ya me hubiese tomado una java sola...y aún así sigo adelante esperando por más.

rotario dijo...

prr!!! me ha dado como frío!

tú siempre serás tú, yo seré el tú que quieras y ... qué pasa con el ellos?

yo interpreto el Me and Bobby McGee en la ducha. Me parece flipante esa canción

Don Peperomio dijo...

A veces es bueno hacerse pedacitos, licuarse y empezar de nuevo.




No sé.
Es una opinión que puede que tenga que ver con tu puzzle... o no.

vaderetrocordero dijo...

¿Qué demonios ha pasado? Este tipo de crisis (en el sentido griego de la palabra) sólo se producen con la muerte de alguien o algo.

Mis condolencias, sea lo que sea.

Chexpirit dijo...

¡Qué grande! La frase "tú siempre serás tú" me pone los pelos de punta. Me encanta leer esto, aunque lo estés pasando mal. Llámame egoista, pero no dejes de escribir :P