lunes, 22 de octubre de 2007

Afónica


He perdido la voz. No sé cuándo sucedió exactamente, si después de dar un beso, o de insultar a alguien. Creo que en algún momento oí cómo rebotaba contra el suelo, igual que cuando se cae algo, yo que sé, como cuando el alma se te cae a los pies, o como cuando lo que se te cae es la cabeza que, de tanto dar vueltas, se ha desenroscado de tu cuello, y ha resbalado hasta el suelo para que le des una patada como si fuera un balón y la mandes a tomar por culo.

Pero bueno, cuando oí ese ruido propio de algo que se cae no le di más importancia, ni se me ocurrió que podía tratarse de mi voz. Supongo que en ese momento no tenía nada que decir y claro, si no tienes nada que decir, tampoco utilizas tu voz para nada.


Ya he perdido el habla otras veces, y también la palabra. El alma, además de que se me haya caído alguna que otra vez, se coló un día por el agujero de la bañera, y a veces que creo que mi corazón se largó con un cualquiera. He perdido kilos (y siempre me he preguntado adónde irán), he perdido tiempo, he perdido ilusión, he perdido dinero, he perdido apetito (que se va al mismo sitio misterioso adonde van los kilos que pierdo), he perdido trabajos, supongo que he perdido alguna que otra oportunidad, pero de eso no soy tan consciente.

Es decir, perder una oportunidad es lo mismo que perder las llaves de tu casa: cuando eso ocurre, te das cuenta de que ha sucedido, porque te quedas en la puta calle. Y ya puedes llorar, y lamentarte, y cagarte en tus despistes y tu mala suerte, que da igual. Como no venga un cerrajero y te dé por detrás, te quedas fuera. Pues con las oportunidades pasa lo mismo: si lamentas haber perdido una sola (una sola oportunidad), te vuelves patético, porque pataleas, y lloriqueas. O bueno, finges que tienes dignidad y haces como que te da igual. Pero cuando te quedas sin las llaves de casa, sigues en la calle, aunque mantengas la dignidad y la compostura. Es cuestión de actitud, aunque el resultado es el mismo. Oportunidades y llaves perdidas te dejan fuera. En fin, que no creo haber perdido nunca una oportunidad, porque me acordaría de eso.

He perdido sangre, sobre todo cuando oigo según que frases en el metro, o en el trabajo, que me dejan las venas vacías, y he perdido todos los dientes de leche. Pero no es culpa mía, esos me los robó un ratón, porque en casa debíamos ser menos higiénicos de lo que parecía, y ahí estaban los ratones llevándose nuestros dientes. He perdido algún paraíso; un balcón frente al mar, y un algarrobo entre las ovejas y las garrapatas.

En cualquier caso, nunca he perdido la voluntad. Y hasta ahora, tampoco nunca antes perdí la voz.

He buscado en el lugar donde creí oír cómo algo se caía, peligrosamente cerca de la puerta que da al balcón. Y el balcón es de rejilla. Tal vez rebotó en la ropa tendida de mis vecinos los discjockeys, y cayó en el patio de la señora Dolores, que se ha instalado a vivir con la señora Conchi.

La señora Dolores se llama así porque siempre le duele todo, si no es la espalda son las piernas, y si no, la cabeza, y si no, los dientes, y si no, el alma y si no, el corazón. Como ya he perdido casi todas esas cosas, alma y cabeza y dientes de leche, creo que corazón, a mí no me duele nada. En cambio, un día encontré unas piernas que no estaban mal y me las puse. Respecto a mi espalda, a veces se me pone de frente.

Pero no encuentro mi voz por ninguna parte.

En ocasiones, quedarse sin voz es como quedarse sin nombre. O como hablar un idioma distinto. Si intento hablar inglés me siento imbécil, porque creo saber decir muchas más cosas de las que digo. Lo mismo pasa ahora. Abro la boca, pero sólo consigo moverla como si fuera un pez. A mi alrededor la gente espera. No pasa nada. Y dejan de prestarme atención.

Justo al darme cuenta de que había perdido la voz, me preocupé bastante. Luego supe que en el silencio cabe todo. Y eso es lo que sale ahora de mi boca.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bien que no necesites la voz para escribir en el blog !!!!

Gurb.

Alberto Ramos dijo...

Si la encuentro, prometo dejártela en el buzón (de voz, claro).

Peter Parker dijo...

A mí me sobran mocos, ¿cómo hago para que desaparezcan y que parezca un accidente?

errante dijo...

muy bueno..

Don Peperomio dijo...

Prueba en la nevera. Cuando pierdo las llaves, siempre termino encontrándolas en la nevera. A lo mejor encuentras ahí tu voz, junto al pan de molde...

Anónimo dijo...

Mi querida Señora:

Sepa Usted que todos y cada uno de sus dientes ha sido debidamente recompensado. Guardo la debida nota contable y el albarán de entrega correspondiente.

Ruego recapacite y retire el término ladrón a tan honrado ratón.

Suyo atentamente,
Pérez
Ratón de dientes

vaderetrocordero dijo...

Mantenerse entera con la de cosas que has perdido te honra, la verdad. Vecinos DJ? Seguro que tampoco has perdido el oido? Sobre una pérdida tenía yo una de mis primeras entradas - relato:

http://elcorderonosecome.blogspot.com/2007/02/la-msica-no-amansa-las-fieras.html

Lamento no pasarme por aquí todo lo que me gustaría, pero no tener internet no ayuda! Un besotángano.

humo dijo...

La literatura actual está en la Red, y a esta prueba me remito.
Sólo una objeción: ¿estás segura de que los ratones se llevaban los dientes, y no dejaban nada a cambio?

Salud.

Mel Alcoholica dijo...

Gurb: A veces la voz se te pega a la garganta con un poco de miel. A mí, ni por ésas!

Al: Éste no es un mensaje de contestador automático.

Peter: Si hablas metafóricamente, quítatelos con un kleenex de usar y tirar (y tirártelos), y cuando te deshagas del kleenex, tira de la cadena.

Errante: Joder, me dejas sin nada que decir. ¿Gracias?

Martin: Tienes razón, a lo mejor está entre las cervezas.

Mi querido ratón: catalán tenía usted que ser. Porque mire que ratearme ahora los regalos que me dio en un su momento, con lo forrado que debe estar nadando en la abundancia de marfil. Pero tiene usted razón: no le llamaré ladrón, sino recaudador. O prefiere señor hacienda? O prefiere mister SGAE?

Cordero: mis vecinos son peores que DJ... son aprendices de DJ!!!

Humo: recuerdo que el ratón me dejó una moneda de ésas grandes de 50 pesetas. Fui a ver 'Aterriza como puedas' en una proyección del colegio para subvencionar el viaje de estudios de los de octavo de EGB. Siento la jerga. Tampoco yo entiendo una palabra de los que han estudiado Secundaria...

Zebedeo dijo...

Ahora ya sé donde vive. En la oficina de objetos perdidos.

Luigi dijo...

Hoy me he sorprendido, tristemente, de ver al Ratón Pérez ahorcado con su misma cola.

En una nota a sus pies, nos manda la siguiente misiva: "Tras años de nocturno trajín, repartiendo chocolatinas, monedas y sorpresas a cambio de unos pequeños de dientes, la mayoría en sospechosas condiciones higiénicas, para ser confundido como un vulgar truhán o sicarios de Solbes. Que a partir de ahora se ocupen Pixie o Dixie".

Pues que bien, ¿que le digo ahora a mi pequeña sobrinita?

Anónimo dijo...

¿Has probado a pegártela con esparadrapo?

Gurb.

errante dijo...

reitero: muy bueno; "en el silencio cabe todo".

eSadElBlOg dijo...

a mi una vez me recetaron sopa de letras