Tras el resultado devastador de mis últimas experiencias, he decidido tomarme un año sabático de hombres. Lo digo muy en serio: no quiero saber nada de tíos. Si se diera el caso poco probable de que conociera al amor de mi vida, tendría que pedirle que esperara hasta el 20 de agosto. Y claro, como sería el amor de mi vida, el muy capullo esperaría. Por lo tanto, lo consideraría un capullo, y supongo que no podría aceptar a un capullo como amor de mi vida.
Hasta hace dos días, lo llevaba bien. Estaba intelectualmente preparada, emocionalmente convencida. Pero, ay, he descubierto que las mujeres (al menos las satisfechas) a menudo olvidamos una parte que para los hombres por lo visto es esencial. Yo creía que, si controlabas tu cabeza y tu corazón, estaba todo resuelto. Mecagüenlaputa. Reconozco que ayer empecé a sufrir.
Entonces me dije: ya está, voy a conectar el chat de Facebook, que no he conectado nunca porque de mis 1.367 amigos en realidad sólo conozco a doscientos.
Transcurridos diez minutos, un italiano me llamaba bella y me invitaba a Milán, un granjero me presentaba a sus vacas y me mandaba canciones bonitas por spotify, un amigo se partía de risa con la crónica en directo que iba apuntando en su ventanita, otro amigo se ponía enfermo por culpa de mi decisión, y un tío bueno (pero que muy bueno) me daba su número para que un día de estos vayamos a tomar unas birras.
Me sentí muy afortunada y, con el ego por las nubes, fui a una fiesta en la plaça Reial, típico antro mal ventilado, lleno de humo y con una acústica feroz. O sea: genial. Ahí estábamos todos, de regreso tras las vacaciones. Conciertos de Mujeres y Pelea, mucha cerveza y un gintónic con pepino y fresas. Fue muy divertido, hablé por los codos, dije un montón de tonterías y me sentí muy feliz, exaltación de la amistad y todo eso.
Tal vez a raíz de esa misma exaltación, mis amigos me abandonaron, y acabé en la barra mediotonteando con alguien que no voy a poner quién es porque ayer, entre otras cosas, descubrí que algunas personas muy cotillas han descubierto este blog. Luego me fui alegramente con mi iPod.
Cuando, de repente, un chico me detuvo en Las Ramblas. Lo había conocido en el bar. Bueno, él me reconoció a mí, era uno de esos milnosécuántos amigos de Facebook que no tengo puta idea de quiénes son. Él tío es jovencito, muy majo, pero estaba flipado porque cree que soy famosa. Se puso a llover a cántaros y tuvimos que refugiarnos en un portal, y supongo que el tío debió fantasear con cosas algo así como románticas porque decía: "Qué fuerte, estoy contigo en un portal". O: "Joder, nunca hubiera imaginado que acabaría la noche con una famosa". Y dale.
Le dije que no sé qué entendía él por ser famoso, pero que se estaba confundiendo de persona o de concepto o qué sé yo. Menos mal que pasó un taxi y lo pillé y me fui corriendo a casa.
En el chat de gmail me encontré al amigo que se había puesto enfermo por culpa de mi decisión y al chico con el que había mediotonteado en la barra.
Mi amigo me contó que había quedado con una chica y que, al volver solo a casa, se habían visto en el chat y a él le apetecía estar con ella carnalmente no sólo virtualmente. Así que habían vuelto a quedar y echaron un bonito polvo.
Tras reprocharme que me hubiera ido sin despedirme, el chico con el que había mediotonteado en la barra del bar me hacía una propuesta similar. Apagué el ordenador inmediatamente, para que no pensara ni por un momento que había leído su proposición. Espero que lo haya olvidado porque si no, la próxima vez que nos veamos será raro.
En fin. Me parece que esto del año sabático va a ser más complicado de lo que creía.
8 comentarios:
¿Los mismos cotillas por los que censuraste dos entradas hace un año?
No, son otros. Casi casi desconocidos. Por eso, cuando me contaron cosas sobre mi propia vida, abrí los ojos como platos. A lo que ellos respondieron: "Es que leemos muchos blogs".
Abruma tanta soberbia
Mel (soy el primer anónimo, no el segundo) gracias por contestar! Sus vidas deben ser tan aburridas que les haces un tremendo favor llenándolas con tus historias, que está claro que les calan hondo a juzgar por su buena capacidad retentiva. Algún día, por cierto, te contaré ciertas cosas sobre los cotillas que censuran, las vírgenes de Inditex y demás animales (nota para Anónimo II: esos SÍ que son soberbios).
:)
Es curioso porque aquellos que más critican a Mel son los que menos se sinceran con sus propias vidas. Viva la honestidad con uno mismo! Viva Mel! :)
Cada vez que me presentan a alguien y éste responde "¡Ah, claro, vaderetrocordero!" me cago en la puta.
¿Dónde acaba el año sabático de hombres y empieza el de vida social? ¿Dónde acaba el año sabático de vida social y empieza el de conexión a internet? Esto es como intentar dejar de beber cuando vives en una bodega. Mucha uerte.
Juro que la letra que falta es una S y no una M!!!
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