domingo, 26 de julio de 2009

Revolver

Ayer un desconocido me preguntó a la salida del súper: "¿Ya has vuelto?".

Era un hombre de mediana edad, un poco calvo, tenía un ojo morado y llevaba desabrochados los primeros botones de una camisa a rayas manchada a la altura del pecho. Podría haberle preguntado: "¿Quién es usted?". Podría haberle contestado: "Es que estoy de vuelta de todo".

Pero en cambio me salió un casi obvio: "Volver de dónde?".

El hombre me miró como si temiera haberse confundido de persona, algo que a mí me pareció que era exactamente lo que estaba pasando. Contestó: "De Sri Lanka". Y entonces fui yo quien lo miró con más atención. Tal vez nos conociéramos, después de todo: el miércoles que viene me voy a Sri Lanka, en efecto.

Le dije: "Pero si todavía no me he ido".

El hombre abrió los ojos como platos y respondió: "¿Qué quieres decir con que todavía no te has ido?".

"Pues eso, que salimos el próximo miércoles", insistí. Y me sorprendí un poco por haber utilizado el plural de repente.

Las bolsas de la compra pesaban bastante, hacía calor y era demasiada casualidad que ese señor conociera a alguien que acabara de estar en Sri Lanka; no conozco a casi nadie que haya estado en Sri Lanka. Que se parezca a mí y que viva en mi barrio, menos.

El hombre miró a lado y lado de la calle, como si esperara, qué se yo, que apareciera una cámara de la tele y yo me pusiera a gritar inocente, inocente. O no, ahora creo que malinterpreté su desesperación. Luego hizo un gesto como de "pero a ver, qué coño está pasando aquí", y se rascó la barbilla.

-Pero entonces... ¿no estabas en Sri Lanka cuando entraste en el Skype de mi hijo? -preguntó.

Y yo dejé las bolsas de la compra en el suelo porque empezaban a dolerme las manos, y me froté las palmas para borrar las marcas que las asas habían dejado en mis dedos. No entendía nada de nada. ¿Qué hijo? ¿Qué Skype? ¿Era aquel hombre el padre de mi amor sobre ruedas? En tal caso, ¿para qué iba yo a meterme en su Skype si nos vemos a diario y nos peleamos siempre que queremos pillar una bicicleta del Bicing? Además, mi amor sobre ruedas no vive con sus padres. Me impacienté.

-Señor -le dije-, no entiendo nada. ¿Qué Skype? ¿Quién es su hijo?

El hombre agachó la cabeza realmente confundido. Luego volvió a levantarla y su mirada parecía muy triste. El moretón de su ojo derecho se había oscurecido.

-La semana pasada, no sé cómo, entraste en el Skype de mi hijo. Mi mujer y yo estábamos cenando, y él nos llamó. Estaba como siempre enganchado al Internet y todo eso, y nos dijo que fuéramos corriendo. En la pantalla aparecías tú, y nos dijiste que habías viajado a Sri Lanka de vacaciones y que tenías la sospecha de que habían entrado a robar a tu casa. Nos pediste por favor que fuéramos a ver si era así. Yo te pregunté cómo sabías que habían entrado en tu casa desde Sri Lanka. Si es que alguien te había llamado para advertírtelo o algo. Te pregunté cómo conocías la dirección del Skype de mi hijo. Tú respondiste que ya me lo explicarías a tu vuelta, pero que entonces no podías hacerlo, que hay pocos sitios en Sri Lanka que tengan Internet y la conexión es muy mala. Que por favor fuera a tu casa y mirara si habían entrado a robar, que éramos vecinos, que sería cosa de un momento.

Me puse a sudar y a temblar al mismo tiempo. Me picaba la cabeza. Por fin, me atreví a preguntar:

-¿Y fue usted a mi casa?

-Claro. Fui a tu casa y me encontré a tres hombres que estaban forzando la cerradura de tu puerta en ese preciso momento. Pensé: hostias, qué casualidad, cómo coño podía saberlo esa pobre chica.

Tragué saliva. Ignoro si me asustó más la pregunta que estaba a punto de hacer o cuál sería su respuesta.

Al final tomé aire y solté:

-¿Le hicieron ellos eso que tiene en el ojo?

El hombre suspiró hondamente, como si en ese suspiro cupieran todas las preguntas del mundo, todas sus respuestas. Y con lo que a mí me pareció un nudo en la garganta, resolvió:

-Mira, voy a darte el Skype de mi hijo.

Me lo dio. Parecía resignado. Le di las gracias. Lo besé en las mejillas. Cogí las bolsas de la compra y fui hacia casa. Cuando estaba justo en la esquina, caí en la cuenta de algo. Volver dos veces es revolver, revolverlo todo. Y con un acento, pistola.

La mancha en la camisa.

Me volví. No había nadie en la calle.

21 comentarios:

La piedra imán dijo...

buen cuento, Ambrosía Bierce.

Diamante dijo...

Solo puede ser que estés en un bucle de tiempo, en el que te suceden las cosas antes de que ocurran de verdad. Es como una premonición pero con hechos verdaderos. Lo raro es que no fuera el señor fregono el que te avisara...

Alberto Ramos dijo...

Otro dato: la capital comercial de Sri Lanka tiene nombre de detective.

Diamante dijo...

Colombo XD

vaderetrocordero dijo...

Detecto cierta ansiedad últimamente, una especie de suspicacia tensa de protagonista de historia de terror.

A mí me pasa lo mismo desde hace días. Será que han conseguido que me crea que hay crisis.

Don Peperomio dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=-p_5Ar47GG0

BGF dijo...

Joooder. Bravó.

Anónimo dijo...

Se parece a cosas que le suceden al personaje Desmond en la 4ª temporada de Lost.

Anónimo dijo...

Se parece a cosas que le suceden al personaje Desmond en la 4ª temporada de Lost.

Anónimo dijo...

Se parece a cosas que le suceden al personaje Desmond en la 4ª temporada de Lost.

eSadElBlOg dijo...

¿qué buena persona no? Y las manchas de sangre cuestas mucho de quitar.

eSadElBlOg dijo...

pero que tengas buen viaje eh?

Anónimo dijo...

Vuelvo a tu blog como quien vuelve a la playita rica que siempre guarda una sorpresa.
Refrescante.
(Humo, Benjuí que no se acuerda de su contraseña)

beizabel dijo...

Menudo copazo nos has servido esta vez Mel, chin-chin

Jesús Moguel dijo...

n o se si se parece a lost, o a no se quién, no tenía ninguna referencia anterior, así que me ha parecido magnífico, como siempre. saludos. (las ideas son información que acumulamos, nada es nuevo, el chiste está en la capacidad para asociarlas y hacer algo nuevo).

javi brasil dijo...

Gran, gran cuento....Sí....Tremendo.

Sr. H.M. dijo...

Vuelve. Estamos hambrientos.

TIPO CON CHAQUETA dijo...

El pitido del contestador dio paso a una voz metálica. Tiene usted un mensaje nuevo. Hola Mel. Que soy Moncho, el fantasma de las navidades pasadas. He vuelto. Imagino que ahora estarás en la antigua Ceilán, lanzando al mar mensajes embotellados. No puedo prometer que siga aquí cuando regreses. Tal vez para entonces ya me habré esfumado, como Marty McFly en aquella foto añeja de regreso al futuro parte uno. Era sólo para decir que... en fin, no sé, déjalo, da lo mismo. Si desea escuchar otra vez el mensaje pulse uno.

Diamante dijo...

pasan los dias y no hay respuesta

Diamante dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Tengo ganas de seguirte leyendo, creas una adicción fantástica. Cada día entro en tu blog con la esperanza de ver un nuevo post... Vuelve, te echo de menos.
Mitotero.-