viernes, 30 de mayo de 2008

Silencio




Ignoro quién les avisó, yo no les había invitado a venir. Han entrado por la ventana, supongo que trepando. Afortunadamente, estaba despierta. Primero Ricard, "vengo de una cena; hemos estado hablando de tu silencio". Luego el director de aquel suplemento cultural importante, que se ha sentado sobre el colchón, "a mí me ha costado entenderlo". Y yo: "¿Mi silencio?". Y él: "No, la imagen que tienes de él, del silencio".

He sabido que estaba soñando porque no tenía ningún sentido que la gente apareciera en mi cuarto a través del balcón. Tampoco tenía ningún sentido que el director de aquel suplemento estuviera sentado encima de mi colchón.


Luego han llegado dos compañeras de trabajo, la bestia y la fashion. Y la fashion ha puesto música, creo que era Pavement, pero sonaba igual que Amy Winehouse. Las dos han levantado los brazos, como cuando te gusta mucho, pero mucho, una canción. Y se han puesto a bailar.


Entonces he entendido que mi cuarto se había convertido en mi memoria, demasiado pequeña para que cupieran todos los que he conocido alguna vez. Evidentemente estaba el catequista, el primer novio que tuve, y al principio hacía como que no me reconocía. Fingía estar muy interesado en unas fotos que había en un portapostales. Me he acercado a él, él me ha pasado un brazo por encima de los hombros, familiarmente, y ha continuado mirando aquellas fotos, como si yo no fuera yo, sino una alumna suya, o una vieja conocida, o cualquier otra persona a quien pudiera pasar un brazo sobre los hombros sin saludar siquiera.


Entonces he tenido que atender a nuevos invitados que también entraban en mi memoria y exclamaban: "Joder, gracias por recordarnos".


He vuelto junto a mi catequista, y por fin me ha dirigido la palabra: "Mis tres fotos no están". Sólo tengo tres fotos suyas, se las saqué en una excursión que hicimos cuando yo apenas tenía 16 años. En una, ata una hamaca entre dos árboles. En otra, duerme en aquella hamaca. En la tercera sonríe mientras toca la guitarra.


En otras fotos del mismo carrete, aparece una gorda comiendo calamares en salsa americana directamente de la lata, la zorra que quería enrollarse con mi catequista subida a una roca, y una amiga que también estaba enamorada de él deshaciéndose un nudo que se le había hecho en el pelo.


Durante aquella excursión, mi amiga y yo nos fuimos a dar una vuelta, estábamos en la montaña y nos cayó encima el diluvio universal. Pasamos la noche en un refugio con otra gente que también tocaba la guitarra.


Mi catequista buscaba aquellas únicas tres fotos que conservo de él, y no había manera. Entonces me he dado cuenta de que todos los que estaban en mi memoria miraban fotos. "Eh", les he dicho, "no seáis chorizos, devolvedlas todas".


Al final, alguien me ha dado las tres fotos que buscaba el catequista. Como eran mis fotos, en ellas no aparecía él, sino yo. Eran las tres únicas imágenes que él guarda de mí en silencio.
Luego, claro, me he despertado.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

"existes porque alguien piensa en ti"
mil besos

Anónimo dijo...

qué ricos esos silencios!

Anónimo dijo...

Pues yo hoy he soñado que tenía una bronca espectacular con mis dos hermanas. Yo, que no me he peleado con nadie en mi puta vida. Y luego llegaba de madrugada a casa y mi padre estaba escondido debajo de las sábanas de mi cama llorando como un niño. Después mi madre entraba con su bolso y decía que se iba con su amiga Loli. Y mi padre gritaba desde debajo de las sábanas, entre sollozos: ¡Ésa es lesbiana y te quiere liar!

Diamante dijo...

Este sueño estaba tan bién descrito que he tenido que leerlo en su dirección correcta.

beizabel dijo...

Catequistas y guitarras, que entrañable combinación.
Cuin chin

Benjuí dijo...

Recordar los sueños es delicioso; recordar que sueñas que recuerdas debe ser la bomba.

Argeseth dijo...

Creo que ha vuelto la melalcoholía a esta bitácora.
Un beso, entre sueños.

Anónimo dijo...

Esta noche he soñado que mi padre se teñía el poco pelo que le queda de amarillo pollo se echaba una amante.





Uf.

Paul Spleen dijo...

Pues muchas veces mi mente se despierta y puedo abrir los ojos o mover ligeramente el meñique, pero nada más, hasta que me llega la vida como un espasmo y doy un respingo.

vaderetrocordero dijo...

Mierda, lo sabía. Debí hacerme catequista. También tocan la guitarra y tienen mucho más éxito con las chicas (por lo visto) que los rockeros.

Alberto Ramos dijo...

Fue un silencio muy sonado.

Y soñado.

Zittric dijo...

El otro día les conté a dos compañeros de laburo "anoche soñé con ustedes"...obvio que se burlaron en doble sentido...y continué "soñé que tu Mauri me decias que el Manu tenía una letra mía, y sentía la voz del Manu pero no entendía que pasaba"...entonces me interrumpe y me dice "pero si eso pasó ayer"....