Hoy me he reunido con mis sentimientos y les he dicho: Tenemos que hablar.
Así empiezan las conversaciones importantes. Y ésta lo era. Porque los sentimientos se instalaron en mi casa hará cosa de seis meses, y todavía no me han pagado el alquiler ni una vez. En cambio, mis sentimientos me cuentan un montón de mentiras. Son como esos chicos calientabragas que prometen y prometen, y al final...
Por ejemplo: los sentimientos te dicen que, si ese tipo llegara a conocerte así como eres, no podría menos que adorarte para siempre. Y tú vas y primero te quitas la ropa. Pero no basta. Entonces te arrancas la piel y te quedas a carne viva. Luego te cuelas hasta los huesos. Y al final ese tipo es capaz incluso de tocarte el corazón y exprimírtelo. Has hecho caso a tus sentimientos: no puedes ser más tú que cuando de ti ya no queda nada.
Y al tipo le importas la misma mierda de lo que queda de ti.
Entonces te das cuenta de que a tu alrededor hay otro montón de tipos danzando en bolas, despellejados, hasta los huesos por ti, todo corazón, ladrillo hecho trizas. Ni siquiera te habías fijado en ellos. Y piensas: pues vaya con los sentimientos, sí que son pornográficos. Menudos hijosdelagranputa.
Y claro, convivir con seres despreciables como ellos se vuelve muy duro, porque lo sientes todo mucho. Demasiado. Y te pasas la vida disculpándote. A uno, por haber sido tan exhibicionista. Y a los demás, por no poder participar en su orgía.
Es que los sentimientos son supervoyeurs, y están siempre pendientes de todo lo que haces y lo que dejas de hacer. Se meten en tu cama, aunque estés follando. Van contigo en metro hasta el trabajo. Y cuando se aburren, te mordisquean el cerebro. Y tú los oyes ahí dentro, como carcomas, ñacñacñac. Joder, son un puto coñazo.
Encima, como se han comido parte de tu cabeza, te vuelves gilipollas, y vas por el mundo como una oligofrénica, o una hippy, o una plañidera, depende del día. Nunca te sientes del todo tú. O al revés, te sientes tan tú que no te reconoces. En fin, que la realidad parece mentira. Y parece mentira que aún crea en la realidad.
Así que hoy he sentado a los sentimientos en la mesa de la cocina, nos hemos servido unas birras y les he dicho: "bueno, majos, ya está bien. Largaos de una puta vez para que pueda llevar mi vida como acostumbro. Quiero dormir sola las noches que duermo sola, y seguir durmiendo sola las noches que lo hago acompañada. Paso de vuestros primos, que hacen el ídem en otras personas
(es que los sentimientos son muy contagiosos, y en ocasiones mutan; es decir, el sentimiento de una persona entra en contacto con el sentimiento de otra, y ambos se convierten en una mala gripe de ésas que provocará una pandemia)
paso de vuestros primos, que hacen el primo, les decía, y paso de vosotros, porque me lo hacéis pasar muy mal. Por vuestra culpa paso vergüenza (propia y ajena), paso pena, paso dolores de cabeza, taquicardias y sufro mucho. De modo que puerta".
Los sentimientos se han mirado los unos a los otros con cejas circunflejas, y uno ha preguntado:
-Pero... ¿no te gusta cuando te abrazamos? Siempre te hacemos sonreír.
-Los tíos a los que no conozco de nada también me hacen sonreír, y se largan en cuanto se lo exijo. No se instalan en casa, ni controlan con quién voy o dejo de ir. He dicho que fuera.
Otro sentimiento, uno que va de digno, ha resuelto:
-No queremos a quien no nos quiere. Y no es que nos eches, es que no nos mereces.
Luego se han ido.
Evidentemente, la despedida no ha sido triste. Ni alegre tampoco.
Me he quitado un buen peso de encima. Y he vuelto a cubrirme de pieles, de ropas, de joyas, de gloria.
viernes, 25 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
12 comentarios:
Que no te engañen. El último no es un sentimiento: es un resentimiento.
Los peores son los que el común denomina "buenos". A esos los aborrezco.
enhorabuena
Te has fijado si no se ha escondido alguno en la trampilla del baño? A ver si se cree que no lo has pensado y te okupa la casa de nuevo...
Me apunto la frase: "Has hecho caso a tus sentimientos: no puedes ser más tú que cuando de ti ya no queda nada".
Me encantó...creo que se han mudado a mi casa, en unos dias te los devuelvo.
Enhorabuena. Pero ahora se me acaban de instalar y no estoy yo en una situación como para mantenerlos. Haz el favor de venir a llevártelos, hombrepordiosya!
Chin chin, brindo por tu piel y por tus joyas
Esses sentimentos eloqüentes, loquazes...
Deste de beber a eles?!
Beijos,
Marcelo.
Sinceramente, me gustó muchísimo este post. Es la primera que vez que paso por aquí y creo que volveré. Con tu permiso, destinaré este post, enlazándote, a mi espacio de escritos recomendados en mi blog.
Enhorabuena por haberte cubierto de gloria, aunque quizás los sentimientos tenían un poquito de razón...
Un saludo.
y como haces para q no vuelvan? yo los mato y los remato (o como posiblemete dirias tu, los matos dos veces) y los jodidos resicutan!
igual deberia hacer como tu, sentarme con ellos a charlar y pedirles amablemente q abandonen el reino. Lo que pasa q asesinarlos mola mas, para q mentir!
llevo un rato buceando en tu blog y encuentro paralelismos inquietantes con mi propia vida. Con la capacidad de decidir extirpada al nacer (o Géminis), recogiendo todavía cachitos de hueso de puro exhibicionismo y rodeada de Robbie Williams cuyo despelleje me vacía aún más...
al menos una de las dos tiene talento literario (y no soy yo :D)
me he leido 20 veces esta entrada y me sigue sobrecogiendo
tu sabes que eres impresionantemente interesante? y los imbeciles que no se den cuenta y no te acaben adorando al conocerte...es q son relamente imbeciles!
por dios!
Publicar un comentario