viernes, 7 de septiembre de 2007

La profecía de Moisés

Ayer me pasó una cosa muy rara. Tenía que hacerle una entrevista a un tipo que ha escrito un libro y el libro se titula El testament de Moisès. De Moisés sé lo que sabemos todos: pues que tenía barba y el pelo largo, y que nos jodió a saco con los diez mandamientos, que menos mal que se le cayó al suelo una de las tablas y se rompió, porque no sé cuántos mandamientos cabían en una tabla de ésas, pero por lo menos cinco. Y ya no se me ocurre qué más podían mandarnos, pero cinco mandamientos son la ostia de mandamientos y que Dios me perdone por lo de la ostia.

En fin, a mí el nombre de Moisés no me gusta nada. Resulta que cuando era jovencita y virgen y pura y feliz (pero no tan feliz como cuando dejé de ser virgen), resulta que entonces, digo, conocí a un tal Moisés. Tenía el pelo como el de la Biblia, y la intención perversa de separar mi Mar Rojo. El muy cabrón decía frases como "no intentarlo por miedo a fracaso es como suicidarse por miedo a morir", y basuras por el estilo. Yo le decía: "Macho, si yo no quiero suicidarme, pero tampoco quiero que me hagas un bombo, porque entonces tendré que abortar y será un doble homicidio por tu parte porque me moriré de pena, de rabia y de odio hacia ti".

Al Moisés ése no se le iba la fuerza por el pelo, como Sansón, que por cierto, ya me dirás tú qué gilipollez es ésa de que se te vaya la fuerza por el pelo, porque entonces Don Limpio sería un blandengue, y Mister T también, y también Hulk Hogan, que el otro día lo vi por la tele y se está quedando calvo. Por dónde iba? Nada, que al Moisés ése no se le iba la fuerza por el pelo, sino por la boca, porque además de esas frases estúpidas que decía, no dejaba de morrearme sin parar. Y es que se nos habían enganchado los aparatos de la ortodoncia.

Moisés cumplía años el uno de enero. No sé por qué me acuerdo de eso.

En fin, que la única tarde que pasé con Moisés fue una de las más patéticas de mi vida. Y me preocupé mucho, claro, a ver si de verdad iba a ser un profeta y todos los demás hombres (niños en aquella época) iban a ser igual que él. En tal caso, me hubiera quedado virgen, como María, y ahora no sería tan feliz com0 en realidad soy.

Por cierto, María no podía ser virgen, porque eso la convertiría en una marciana, o algo así, y la Biblia dice que Jesús era hijo de ser humano y Dios. Y si María era marciana, entonces Jesús no era humano, con lo cual no sé por qué le hicimos puto caso. Joder, menuda idea para un nuevo best-seller.

La cuestión: que estaba ayer preparando mi entrevista al autor de El Testament de Moisès, cuando suena el teléfono. Era mi amiga Ics (Equis en castellano), a quien hace cosa de dos años que no veo. Al ver su nombre en el móvil, le dije: "Eh, puta, qué es de tu vida?", porque cuando nos conocimos éramos todo lo contrario de María la virgen; es decir: muy humanas.

Y ella: "Hola, reputa, cómo estás cabrona, que no me llamas nunca".

Rollo excusas, trabajo, blablabla, y al final le digo: "Bueno, ¿qué novio tienes ahora?". Ella: "El de siempre". Y ahí ya me acojoné un poco. O mejor dicho me ovarié un poco. Porque eso de "siempre" unido a un "novio", a dos putas como nosotras pues como que no nos va.

Yo: "¿El alemán?".
Ella: "El alemán???? Qué alemán? Uf, no, tía, el de fin de año".
Yo: "Qué fin de año? De qué año?".
Ella: "Pues el último no, el anterior. ¿Tanto tiempo hace que no nos vemos?".
Yo: "Joder, a este paso, la próxima vez que te vea vas a estar casada y con hijos".
Ella: "Casi".
Yo: "Casi, qué????". Y ahí tuve que sentarme.

Está embarazada de cinco meses. Y el padre de su hijo se llama Moisés.

Todavía no sé cómo interpretarlo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Con Mar Rojo y todo? ese Moisés tuyo era un campeón sin escrúpulos..!

Unknown dijo...

Chocho, luego lo leo que llevo un pedo y me piro a dormir... Pero a lo que iba, que me han dado un premio y yo te lo he redado a tí. Así que, chocho, mira mi blog.

Alberto Ramos dijo...

En la tercera tabla sólo había una frase: "Tonto el que lea las dos tablas anteriores."

Monseñor Senovilla dijo...

Lo de los Diez Mandamientos es porque Moisés leía muy despacio. Además, era disléxico. Si en lugar de Moisés hubiera sido el Gran Wyoming, por ejemplo, le habrían caído Doscientos Mandamientos, por lo menos.

Dios le da Mandamientos a quien no tiene el graduado escolar, y así nos va.

Luigi dijo...

No se queje, que si ahora tuviera usted que ir al cole, ahora tendría que aprenderse los 500 mandamientos para ser una buena ciudadana versión ZP.

Diamante dijo...

Lo mejor es cambiarse el nombre para no tener esos problemas.

Diamante dijo...

A ver, resumiendo:
Moises bajó de la montaña en la que Dios con su dedo había escrito los 10 mandamientos y al encontrarse que su pueblo, en su ausencia,(Se supone que estubo muchos dias en un trance religioso), se había dado al paganismo creando un becerro de oro, fundiendo todas las hoyas que tenian, y allí estaban adorándole. Entonces Moises, de rabia, tiró las tablas de la ley contra el suelo y las rompió, les reprendió, castigó y tubo que volver a subir al monte sagrado para que Dios volviera a gravar los 10 mandamientos con su dedo en las tablas de la ley.

La figura de Moises es bastante importante en la cultura judeocristiana