sábado, 9 de junio de 2007

Papel de váter



Las formas de mi memoria



Estaba repasando los episodios de mi vida, cuando encontré a Segis. Segis se llama así porque fue una hija no deseada, y sus padres se cabrearon tanto de tener que cargar con ella hasta que cumpliera los 34 años que le pusieron el nombre de Segismunda, porque era una manera disimulada de llamarle bestia inmunda.


Al final, sus padres no tuvieron que cargar con ella durante 34 años, como creían, porque a los 16 se escapó con un angoleño, y se fue a Angola y todo, y le dio disentería y un montón de cosas más, y se hartó de tanto africano y tanta polla (por lo visto había un montón, y no eran tan grandes como dicen, pero tampoco tan pequeñas como las europeas, ni mucho menos como las japonesas), y en fin, al final Segismunda consiguió tener una vida más o menos normal en un pueblo de Girona. Para entonces, como a los angoleños les costaba mucho decir su nombre completo, se llamaba Sé, que en cierta tribu (no recuerdo cuál) quiere decir: poseedor de un conocimiento.

Aunque, ahora que lo pienso, también puede significar: "Te mando que seas, gilipollas". O bueno, Se también puede ser un reflexivo, pero la Sé de la que hablo yo no tenía nada de reflexiva, así que no cuenta.

En Girona, Sé conoció a mi amigo If. If se llama en realidad Ifigenio, pero no porque sus padres no lo quisieran, sino porque eran un poco horteras y les gustaba el nombre. La traducción del If inglés es Si, por lo tanto, ya tenemos a la primera persona del singular del verbo saber loca hasta los huesos por un condicional. Sé ama a Si. Y así también.



Sé y Si eran muy felices, y a veces iban a buscar caracoles, y otras se tiraban en paracaídas, incluso les dedicaron una película de amor a lo bestia: "A Sé di Si", creo que se titulaba, el prota era Santiago Segura. Sé y Si también organizaban cenas en su casita de Pals. Fue en una de esas cenas en las que conocí a Sé. Entonces nos hicimos muy amigas, porque nuestros dedos pulgares eran muy similares, y eso tenía que ser una señal.


Al cabo de unos años, Sé y Si cortaron, porque ya era hora, la verdad. Y para no tener que acarrear con los recuerdos, que son bastante pesados, decidieron recuperar sus nombres; Segismunda se arrancó la parte planetaria del suyo; Ifigenio, siguió sin su parte genial. Yo seguía quedando con los dos, aunque por separado.


El otro día, como digo, estaba repasando los episodios de mi vida, y me encontré a una Segis muy cambiada. Iba con un peinado superrancio, y una ropa descuidada, como si nadie tuviera que fijarse en ella. No sé, a ver... como Ed Harris en la película Coma, que aparece durante un minuto y medio con un solomillo humano en las manos y habla con una voz muy rara mientras otro tipo está cortando filetes fino de seso también humano.



Le dije: "Pero Segis, ¿qué pintas con esas pintas?". Entonces entendí que ese episodio de mi vida que estaba repasando era muy antiguo, de cuando Segis sólo era la novia de If, y apenas la conocía. Claro, pensé: en aquella época, ella sólo era un personaje secundario, de esos que entran y salen de plano y ya está, no hace falta maquillarlos ni nada. La tranquilicé comentándole que unos epiodios más adelante tomaría relevancia, como la directora del hospital de House (Cuddy, creo que se llama), o Homer Simpson, que le robó el protagonismo a su hijo.

Ella se puso muy contenta, y prometió arreglarse un poco para el próximo capítulo. También prometió currarse una biografía, rollo: después de su viaje a Angola se quedó preñada de un alien y, al parirlo, el bicho era una monada siempre y cuando no se mojara ni comiera después de medianoche. Luego se lo raptaron en un viaje en avión, y ella tuvo que buscarlo hasta en la Conchinchina, donde las chinas tienen una concha muy grande, hay chinches y los chinos se chinchan con chinchetas.


En fin, que después de eso, dejé de recordar, porque me estaba dando como un dolor en el pecho y temí que fuera un infarto o algo peor. Ahora estoy un poco preocupada, porque a lo mejor Segis se va haciendo cada vez más importante en mi vida, y acabo relegada a un descuidado papel secundario.


Y ya conocéis el dicho: mucho más importante que el papel secundario es el papel de váter.

6 comentarios:

Alberto Ramos dijo...

El papel secundario también se llama papel de reparto, aunque para eso tienes que estar suscrito a un periódico.

Por cierto, me acabo de acordar de Búscate la vida, aquella serie protagonizada por un repartidor de periódicos. Me la buscaré (en el amule).

Mel Alcoholica dijo...

Conozco a más de un periodista que empezó así, vendiendo diarios en los semáforos.

Anónimo dijo...

Haces que la Homonimia valga la pena.
Y con lo olvidada que la sociedad la tenía por culpa de Metáfora e Hipérbole, ya iba siendo hora!


Dile a tu amiga Segis que ser un secundario nunca es la solución. Aunque la otra opción sea protagonizar un drama comedia donde el coprotagonista sea Hugh Grant...

Don Peperomio dijo...

Me ha gustado mucho esta historia tuya, sobre todo el título...¿Me lo prestarás?

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Esto cada día se parece más a un cuadro surrealista..., y creo que por eso me gusta.

Yo conozco a gente muy cercana que tiene nombres normales pero que se los acorta por el mero hecho de..., ni yo sé por qué lo hacen!. Así que estoy rodeado de Da, In, Vin, Go, Pi..., y a mí que me llaman de una manera que no pienso decir!

Zebedeo dijo...

El papel de váter es muy importante pero más importante es recordar comprar más antes de que se acabe el último rollo. Así que recuerda recordar comprar otro rollo, sino la cagarás.

Yo cuando repaso algunos de los episodios de mi vida me los salto porque ya me los sé :-)