viernes, 23 de enero de 2009

Llamadas d Más Allá

Ayer mi amiga Alfa me contó una historia aterradora. No podía quedar conmigo porque tenía que ir a la misa de su abuela, dijo. Su abuela murió hace cuatro años mientras dormía. Era una mujer mayor y a nadie le sorprendió que se muriera. Sus hijos vendieron el piso, mi amiga heredó un plato de porcelana muy bonito.

Y un día que celebraba algo con sus primos, las bombillas de todos los ojos de buey que mi amiga tiene en el techo se fundieron de golpe. Se fundieron todas las bombillas. Menos aquella que enfocaba, precisamente, al plato de la abuela.

Bueno, dijo mi amiga, puede ser casualidad.

Lo realmente acojonante sucedió el otro día. Mi amiga tiene por costumbre organizar una cena con sus primos después de Navidades para celebrar la fiesta como toca, sin tíos que van de simpáticos ni tías entrometidas. Acababan de sentarse a la mesa, cuando sonó el teléfono. El fijo.

Me imagino la escena: uno sirve vino, otro pone la copa para que le sirvan, mi amiga sale de la cocina con el pollo en las manos y unos guantes de espuma para no quemarse, el teléfono sigue sonando, mi amiga dice que lo coja alguien, alguien cree que se refiere al pollo, en realidad ella se refería al teléfono... Y por fin mi amiga consigue dejar el pollo sobre la mesa, y se va quitando los guantes con los dientes para descolgar. El teléfono para de sonar.

No llegó a tiempo.

Entonces mi amiga hizo lo acostumbrado, que es mirar quién había llamado en la memoria del aparato. En la pantalla, apareció el teléfono de su abuela.

"Un momento", me contó mi amiga que dijo, "¿os suena este número?". Y lo pronunció en voz alta. Sus primos enmudecieron.

"Puede que el nuevo propietario del piso de la abuela no diera el teléfono de baja", sugirió el práctico.

"¿Y para qué iba a marcar este número después de cuatro años?", respondió el más práctico todavía.

Mi amiga y sus primos se quedaron un rato pensativos, hasta que uno de ellos propuso que devolviera la llamada. Mi amiga lo intentó. En el auricular, la voz de una mujer dijo: "Este abonado no existe".

Entonces a mi amiga y sus primos les dio un ataque de risa, porque la risa sirve para combatir la estupefacción ante una obra de arte vanguardista y también para disimular el pánico. Cuando no entendemos algo, solemos reírnos, por eso me río tanto.

"Llama a información telefónica", pidió la más acojonada de todos. Y mi amiga llamó, y en información telefónica volvieron a decirle lo mismo, que ese abonado había sido dado de baja hacía cuatro años.

Desde aquel día, cuando mi amiga llega a casa, consulta las llamadas que le han hecho en su ausencia. La última siempre es de su abuela.

Por eso, me dijo, ella y sus primos habían decidido celebrar una misa en su honor. Ellos no creen en Dios, pero está claro que la abuela cree en la vida después de la muerte. Además, tras la muerte de su marido, ella se ocupó de que cada año le dedicaran una misa. A ella sólo le dedicaron la del funeral. Tal vez, después de un par de oraciones, la abuela pueda descansar en paz, pensaron mi amiga y sus primos.

Le respondí que, salvo por la letra D, la palabra "Llamadas" sería un anagrama de "Más Allá". Tal vez sea casual, como la historia de las bombillas que se fundieron de repente. Tal vez no lo sea. Hace unos años, también a mí me pareció recibir Llamadas telefónicas de Roberto Bolaño.

En cualquier caso, pensé que, si aquella era una excusa para no quedar conmigo, mi amiga se lo había currado. Y que la perdonaba, qué carajo.

Hoy, mi amiga Omega también me ha dado plantón. Acaban de diagnosticarle cáncer de colon a su padre. Ésta es una historia tan terrorífica como la otra.

Pero lo que da más miedo es que esta noche mi teléfono fijo no ha dejado de sonar.

9 comentarios:

Alberto Ramos dijo...

El medio es el médium.

Mel Alcoholica dijo...

Y el miedo, y el miedo...

Anónimo dijo...

Por si acaso, yo daba de baja el fijo y me cambiaba el número del móvil.

Inquietante relato...demasiado para un miedoso profesional como yo.

El maligno dijo...

LLAMADAS = MAS ALLÁ D...

¿Más allá de qué? Eso no lo sabremos hasta que llegue el día, el día D.

Paul Spleen dijo...

Un español que trabaja para los alemanes; cuando los rusos lo capturan y lo torturan, comienzan por hacerle un agujero en la lengua; se le escapa un ¡coño! cuando siente el dolor, aunque con la boca abierta y el agujero parece decir Kunst! en alemán: arte; los rusos piensan que es artista y no lo torturan más.

;o) ¿No son geniales las Llamadas telefónicas?

RodolFa dijo...

Supongo que lo urgente será quitar la memoria de llamadas. Eso o pasarse la vida riendo, que mira tú, mejor la dejas

Bambu dijo...

Qué yuyu... habría sido curioso que tu amiga hubiera cogido el tlf a tiempo.

Anónimo dijo...

Yo no lo habría contado mejor.

Alfa

Anónimo dijo...

Ni yo