domingo, 10 de febrero de 2008

Ésta............................................................Oésta


El día que entré a vivir en mí misma, mi madre, carpintera, se llevó la mano a la oreja, y encontró allí un támpax que total no iba a necesitar. "Mierda", exclamó, "el boli".

Aburrida dentro del líquido amniótico, utilicé el bolígrafo que sin querer me había regalado mi madre para hacerle cosquillas en la barriga. También le hice un graffiti que luego leyeron mis hermanos. Ponía: "Capullos retrasados, yo llegué primero".

Nací negra de tinta, y creyeron que era un calamar. Me trataron como un cefalópodo hasta los tres años, cuando descubrieron que yo era así: tenía los pies en la cabeza, y la cabeza en los pies. Pero no olía.

Entonces hablaba francés, nadie entendía por qué. Yo tampoco lo entendía, ni me entendía a mí misma, ni les entendía. En la guardería empecé a mezclar las cosas, y a utilizar palabras como cacheta, apricote, ascallano, est, ouest y maman (pronunciado mamó).

Un día me cabreé y me colgué del brazo de mi padre, que era muy alto. Y allí me quedé colgada durante unos cuantos meses, como un osito de felpa.

Mi primer trauma infantil fue cuando, ya en época escolar, fuimos a buscar al enano Maligno a la guardería. Él todavía no era maligno, yo ya era una hijadelagrancarpintera. Estábamos mi otro hermano y yo en el coche , y llegó ese hombre. Metió el brazo por la ventanilla, y nos arrancó el bolso de mi madre de las manos. Mi hermano y yo nos pusimos a llorar.

Mi segundo trauma infantil fue un par de días después, cuando, esperando de nuevo a mi madre en el asiento trasero del coche, otro hombre se metió dentro. Entero; al volante. Abrí la puerta y puse un pie en la calle, no fuera que me secuestrara y luego prefiriera la vida con él. Él se dio media vuelta, dijo: "No me conoces? Soy el padre de Auba. Sólo estoy adelantando el coche para poder sacar el mío". Mi madre y ese señor se estuvieron riendo de mí toda la tarde, malditos cabrones.

También dijeron que era muy valiente.

Y luego, el día que me abrí la ceja con la esquina de una puerta, volvieron a comentar eso de que era muy valiente. El hombre era otro padre de alguien; mi madre era la misma. Tuvieron que ponerme puntos, y el hombre exclamó: "Qué valiente es, no ha dicho ni pío". A mí me parecía muy estúpido decir "pío" mientras me ponían puntos. Ese hombre también me parecía muy estúpido.

La mujer que un día le acarició la panza a mi padre, durante un paseo por la playa, y le comentó: "Oh, estás poniendo barriguita, deben de tratarte muy bien", me parecía, asimismo, absolutamente estúpida. Y grité: "Esto se lo voy a decir a maman". Y esa mujer se puso a reír, y mi padre se rió todavía más fuerte, y decidí que no volvería a colgarme de su brazo en la puta vida.

En el colegio, las niñas me parecían unas pijas insoportables que sólo hablaban de ropa. Los niños eran subnormales profundos, pero, al menos, los que no jugaban a fútbol, me dejaban jugar con ellos a baloncesto.

Cuando no jugábamos, uno de mis amigos Javieres y yo dibujábamos cómics en los que un camionero patatero atropellaba gatos y un submarinista salía de las tapas de las alcantarillas; buscaba el Pacífico. Pero el padre de Javier se murió, y él ya no quiso dibujar más.

Luego una profesora lesbiana creyó que yo también lo era, o que era rara, o que estaba loca, o algo, y dedujo que era autista. Mi padre prefirió llamarme "misántropa", que mola más. Queda más... loba.

Entonces fue cuando decidí tirar tabiques, y redistribuirme, pintarme un poco (aunque la cara no), ponerme guapa, ser simpática y eso que llaman normal. Tapé agujeros, que a la gente le inquieta el vacío. Arreglé goteras por donde pudieran colarse sangres, sudores y lágrimas. Incluso instalé calefacción central, para dejar de ser tan fría.

Coloqué estanterías donde ordenar las cosas, levanté persianas y todo quedó a la vista.

Me hice habitable.

Más que nada, para que me dejaran en paz. Si no, estoy segura de que sólo me hubieran visitado para ver si había fantasmas.

Y lo cierto es que, los que se han atrevido a pernoctar dentro de mí, han visto a esos fantasmas. Incluso hay alguno que los ha asustado y los ha sacado a patadas para siempre.

Los que se han limitado a verme desde fuera piensan que no estoy mal. Quizá un poco demasiado cara para sus bolsillos. Aunque, así como están las cosas, quién no lo es. Los hay que alquilan mis habitaciones que dan al mar o a los algarrobos; otros, no se sabe muy bien por qué, han preferido alojarse en el sótano; húmedo, eso sí, pero sólo se quedan un par de días. Hay quien ha calibrado la posibilidad de meterse en una hipoteca. En vano.

No estoy en venta.

Aunque, a veces, alguien me deja abierta.

Luego, de repente, quizá una ráfaga de aire, o un espíritu que no tiene ganas de salir, me cierra de un portazo. Tal vez delante de tus narices. C'est pas ma faute.

Je suis les deux. La de entonces. Y la que construí después.

29 comentarios:

humo dijo...

Mira, hermosa: escribes mejor que todas las señoras españolas que viven de vender sus libros. Me he reído, me he admirado, me he quedado pasmada con tu jodida imaginación, pero lo que más me ha emocionado hoy es que has escrito "Si no" separado, algo que muy poquitos, muy poquitos blogueros de los que yo frecuento porque me gustan, son capaces de hacer en una construcción condicional. Son sinófilos, y eso limita, quieras que no.
A mí me limitan otras cosas, pero tengo olfato lector; espero que, si algún día publicas algo, nos lo hagas saber.
O sea.

Zebedeo dijo...

¿Y no se pueden vivir en las dos a la vez? ¿Me puedes alquilar sólo una pared común a las dos? Con una pared donde colgarme me llega de sobra (siempre me han dicho que soy un "colgao")

Anónimo dijo...

Hoy he conocido a un eslovaco. Me ha enseñado fotografías de su novia desnuda en su móvil. Era una chica hermosa y desnutrida, se tapaba un pecho con una mano huesuda, demasiado grande por la proximidad del objetivo. Escucho Panda Bear en mi Ipod mientras tecleo esto, lo hago de modo admirable; ni el tiempo ni ley severa alguna me arrebata este instante.

errante dijo...

mis olfatos y radares se estropearon hace tiempo, pero me gusta mucho como escribes

Pi dijo...

1. Qué maravilla de casa la de la foto.

2. Se te olvidó añadir aquello de que te pusiste un escote atrapataxistas, un dato relevante cuando hablamos de reformas personales, jejejej. (qué lindo escribes, coño!!!)

Galahan dijo...

El no caer en repetir lo que TODOs los comments anteriores hace que este quede corto, pero bueno... ya te lo he dicho tantas veces.

Me encanta la descripción de esa casa. ¿Casa u hogar?

Me gusta el final reivindicativo. Que no te vengan a echar de tu casa.

rotario dijo...

Me gusta como escribes. ES GENIAL. Y tienes un humor que me encanta.
Puedo recomendarle un libro? Metafísica de los tubos, de Amelie Nothomb. Creo que te gustará.

A mí me gustan los tejados, y las ventanas al mar

un beso

errante dijo...

fíjate, rotario se me ha adelantado, porque leyendo Diario de una golondrina de Amélie Nothomb me acordé de tí

tequila dijo...

Ya lo leí tres veces.
Me maravillas.

Anónimo dijo...

Supongo que, como sigamos asi de ''halagadores'' no necesitarás mas papel higiénico en tu puta vida xD
Pero este ha sido de los mejores. Cuando hablas de ti misma te sales, y te recomiendo que te quedes ahí fuera... a veces lo mejor de la casa es la fachada.

confin dijo...

hermosa... y que muchos señores.

Myrme dijo...

Eres increíble. Ni Amélie Nothomb ni hostias en vinagre.

Fan desde ya.

Mel Alcoholica dijo...

Joder, me emocionan vuestros elogios, lo digo en serio. Gracias. Pero me temo que lo que voy a poner ahora no os va a gustar:

AMÉLIE NOTHOMB ME CAE MAL. ES UNA PUTA TARADA INSOPORTABLE.

Hala, ya lo he dicho. Buf, qué alivio. Toma metafísica por un tubo.

errante dijo...

jajajajajajjaa

errante dijo...

vivan los tarados!!!

Anónimo dijo...

!HOT ME! MEL ABOMINÓ

Anónimo dijo...

La Mel no bino a mi hotelillo y le imbité.

El botone

Diamante dijo...

Oésta está en muy buenas condiciones para mi gusto.

Jajajjajaja,

Está muy bien eso de no oler.

Eras como Léolo Losone

Más me pareces una perezosa

Es todo tan divertido, hasta los insultos son divertidos y no como son habitualmente catarsis compensativa.

Me gustan los fantasmas y las casas de fantasmas por que suceden cosas no ligadas con las causas efectos de las vidas.

Sin duda okupación.

Me has dado la idea de hacer un post, no se cuanto tardaré

Pero se me hace extraño que no hables de la decoración, antes y después. Por que intuyo que la de después tendía a rememorar la de antes ;-)

Anónimo dijo...

Te cae mal, vale, pero has leído el libro o no?
Tan sólo era una recomendación.

a mí las putas taradas me gustan, chica. Me divierten. Será que yo soy igual

Mel Alcoholica dijo...

Sí, he leído a Nothomb. Y los primeros libros me gustaron, pero luego empezó a repetirse, o eso me pareció. Y bueno, también empezó a hacer cosas que no comparto.

Y eso que comparto con ella media nacionalidad: la belga. Una nacionalidad que está a punto de extinguirse, por cierto...

Alberto Ramos dijo...

Como no quiero repetirme, sólo diré una cosa:

¡Pero qué bien comentas!

Diamante dijo...

Bienvenidas al club de las dobles nacionalidades

Pi dijo...

Yo también tengo doble nacionalidad, qué cosa... qué sensación de poca pertenencia....
En fin, en fin.

Alberto Ramos dijo...

España está llena de ciudadanos con doble nacionalidad, principalmente carpeto-vetónicos.

Tu inquilina dijo...

Ostias niña, me ha parecido brillant este post. Me recrdaste al maestro comeclavos. Que historia..genial, me quito el sombrero, no se que mas decir...

Zittric dijo...

Una casa como la que describes es impagable...

eSadElBlOg dijo...

Y si desaparece la nacionalidad belga que pasará con esos tremendos bombones y la Leffe?

Don Peperomio dijo...

Éste es uno de los mejores... lo he leido ya tres veces y todavía le encuentro cosas nuevas.
Uf.

la guardiana dijo...

en que momento de la transicion aprendiste a ser genial?