domingo, 5 de abril de 2009

Estaba escrito

espero que nunca se entere de esto (c)



Uno

Estamos en Madrid. Hemos hecho el viaje con resaca. Es viernes y volvemos a estar borrachas. Junto a la barra, Sophie les cuenta el pedo que pillamos la noche anterior. Un tío con gafas dice que tengo un inmenso dolor existencial y que él puede ayudarme a extirparlo. Primero me río de él, luego me carga. Su amigo me encanta. 

También nos acompañan: la típica chica guapa, lista, inteligente, ingeniosa, fracasada con los hombres, nadie sabe bien por qué; un compañero de esta chica; dos mexicanos; una mexicana cuya existencia resulta dudosa; y un tipo que publicó que quería follarme.

Saber que alguien follaría contigo, aunque lo dijera en broma, te da la seguridad de quienes triunfan cumpliendo deseos. Si quiero, puedo ser un hada esta noche, o un genio de la lámpara. Apagada, mejor.

Me pregunto si los hombres son capaces de bromear con estas cosas.

Voy a mear. Lo digo en voz alta. De camino al baño, veo a un fantasma. Entonces no sé que lo es. Es un chico guapo, alto. Miento: es uno de los hombres más guapos que he visto nunca. Pero eso es normal, porque voy ciega.

Lo miro con esa mezcla de sorpresa, interés, lascivia, picardía y complicidad de quienes tienen apenas un segundo para expresarse. Un segundo para cambiar quién sabe si la próxima media hora, la noche entera o el fin de semana; sólo las inseguras añadirían que toda una vida.

Un minuto después, se reúne conmigo en la puerta del baño. El baño está ocupado. "¿Estará haciendo cosas malas?", pregunta. "Eso espero", contesto. La alternativa apesta. "¿Qué te parece ese cuadro?", dice el chico guapo, y también: "lo he pintado yo". Justo en ese momento, sale la chica del baño, la reemplazo, y cuando acabo de hacer pis sin tocar la taza, el chico guapo ha desaparecido. Por eso creo que es un fantasma.

Vuelvo a la barra. El psicoanalista diagnostica que soy un tío, una lesbiana reprimida o un hemafrodita neuronal: si actúo así es porque el sexo masculino me asusta. Su amigo y Sophie hablan de editores, creo, de maestros y de libros. Uno de los mexicanos cumple años, el otro es escritor y, como todos los escritores, se considera aún mejor de lo que sospechamos los demás. La chica y su compañero de trabajo charlan con el tipo que publicó gratuitamente que quería follarme en un blog. El tipo no recuerda haber publicado eso. 

Publicidad: Divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores, espectadores, usuarios, etc. 

Soy objeto de deseo. Puedo comprar su oferta a buen precio: follemos.

El fantasma reaparece. "¿Has visto el cuadro?", pregunta. No. Me lo enseña. En el cuadro hay un perro marrón y encima del perro pone: "Dog". En el cuadro hay una flauta y el pintor fantasma dice: "Me inventé una palabra. Flaute no significa nada". Al lado de la flauta pone: Flaute

Le digo que el cuadro está bien y eso. Qué voy a decirle. El tío está muy bueno, yo estoy de verdad borracha. El pintor fantasma se queda unos segundos en silencio, y me mira con ternura o algo peor, y hace esas cosas que salen en las películas: cerrar los ojos y acercar su boca lentamente a la mía. Es alto y guapo, y respondo: "Pero qué haces", y me voy corriendo.


Dos

Ahora es sábado. Sophie y yo hemos dormido apenas cuatro horas por segunda noche consecutiva. Son las cinco y media de la tarde, volvemos a ir borrachas. Estamos en un bar llamado Picnic con el amigo encantador del psicoanalista pesado y con el chico que publicó que quería follarme. No he follado con él, pero soy consciente de que puedo hacerlo cuando me dé la gana. Él está aquí porque cree que también puede. 

Sophie se ha enamorado del camarero. El camarero es casi tan guapo como el pintor fantasma. Sophie decide escribirle una nota en la hoja de una Moleskine. Se pasa horas redactándola. Pone: "Hola, me llamo Sophie. ¿Te gusta Pete Dello?". Luego añade: "Creo que me he enamorado un poco de ti".

Le damos la nota al camarero. El camarero sonríe y pone una canción de Pete Dello. Sophie la oye y se cae de la silla. En ese momento entra un amigo del amigo del psicoanalista, y presencia cómo Sophie se cae al suelo, y piensa: "Nunca había provocado esta reacción en una mujer". Deduzco que es ingenuamente feliz.

Sophie y el camarero se escriben notitas toda la tarde. Me gusta la parte en la que el camarero apunta: "Salgo a las nueve (seguramente antes que vosotros)".


Tres

Le pido que demos una vuelta a la manzana. Miramos esos zapatos que penden de un cable que cruza la calle, y miramos a una señora que habla con su nieta en el balcón, y miramos el cielo o la luz, y le digo que me gusta Madrid. Pero no me gusta ni por los zapatos colgados del cable, ni por la vieja y su nieta, y en parte sí por la luz. Intento descubrir si es un robot. Le hago un test de Turing. No responde a ninguna de mis preguntas. Sabe que son preguntas trampa. Dice cosas como que el amor no existe. Sólo utiliza frases que empiezan por "no" o que contienen las palabras "atroz", "abominable" y "vomitivo". Cree que quienes hablan de sexo no follan. Creo que se equivoca. Hay de todo, como en todo. No nos gustamos, pero sabemos que si acabamos en la cama dotaremos a la palabra de ese poder que nos gustaría que tuviera. Ésta es otra forma de deseo. No es tímido, no es frío, no es seco; pero mucho menos es todo lo contrario. Me gusta cómo huele su barba. El pintor fantasma también olía muy bien. 

No entiendo a este chico. Tampoco tengo interés en entenderlo.


Cuatro

Flashback. Viernes otra vez. Nos vamos del bar. Cuando nos ve salir por la puerta, el pintor fantasma se acerca corriendo y hace un segundo intento. Tus órdenes son deseos. 

Y al revés.

Rápido, bésame despacio, me están esperando. Es casi sábado, y alguien nos ve.


Cinco

Sophie enciende el facebook esta mañana. El camarero de las notitas la ha localizado.


Seis

Lo primero que he dicho esta mañana ha sido: "Qué coño hago aquí". 

El sol a través de los párpados. He dormido tres horas. Luego he ido al Museo del Prado.


Siete

El AVE estaba llegando a Barcelona, cuando he recibido un mensaje del pintor fantasma. Habla de besos furtivos, de besos robados y de besos que saben a poco porque reclaman más. Odio los mensajes cursis, por eso hago como que no los leo. 


Ocho

Una chica le pregunta a otra chica: ¿Cómo pudiste follar con él, si no te gusta? La chica responde: ¿Y por qué tendría que perderme un polvo?

Un chico nunca le pregunta a otro chico: ¿Cómo pudiste follar con ella, si no te gusta?


Nueve

En el metro de Barcelona se proyectan historias breves que escriben los usuarios. Estás en el vagón, y en lugar de anunciarte cuál será la próxima parada, las pantallas te muestran los textos de los participantes. Creo que la única condición es que las historias versen sobre este medio de transporte.

Venía de Sants Estació, estaba apoyada en una de las puertas del vagón, y en la pantalla aparecía un relato con frases como éstas:

"Mis ojos zozobraban enfebrecidos, diletantes". 

"Se quejaba con una retahíla vehemente de la falta de taxis".

"Saqué fuerzas de flaqueza y me sentí un moisés abriendo las aguas de la marabunta".

En el otro extremo del vagón, alguien se descojonaba con la misma frecuencia que yo. Un tío fingía mirarnos a través de sus gafas de sol.


Diez

Leer es una forma de obedecer. Hice lo que me dictaron las palabras.

Estaba escrito.

12 comentarios:

Tögrac Së dijo...

vaya fin de semana movidito ...

yo me quedo sin ver la expo de Bacon, y ya me jode!

Diamante dijo...

Diez

Eso es una forma de decir que es, lo que tenías que decir, no hubo mas remedio

Alberto Ramos dijo...

No sabía lo de las pantallas del metro.

Hoy he leído que a alguien le pesaban las pupilas.

Monseñor Senovilla dijo...

No dejéis que los perroflautas se acerquen a mí.

Diamante dijo...

perro flauta

Anónimo dijo...

Salgo a las nueve (seguramente antes que vosotros)
Chin Chin! Me entró sed

beizabel dijo...

uf, ojito con lo que se escribe pues.

tequila dijo...

Buenas:
me encantó el ocho

vaderetrocordero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
vaderetrocordero dijo...

Nina nos decía que, al contrario que los hombres, las mujeres prefieren no tener sexo a tener mal sexo.

Pero luego hablamos de vinos. Y a pesar de ello, nos bebimos unos cuantos.

Pi dijo...

Ay, yo también pasé debajo de unas zapatillas colgadas de un cable cerca de la calle mayor, con él, y bueno... qué gilipollas es una. Yo.

dissociative identity disorder dijo...

vaya grasada se les ocurrio a los de metro,
que problema habia con
"propera estacio...
correspondencia amb... ",
que tanto me enseño a pronunciar en catala?

buen finde,
no entiendo como podes no dormir
con tanto alcohol
y tan poco de otras cosas.