jueves, 10 de abril de 2008

Yoyó y Tutú

Yoyó me llama Tutú. Es un nombre cursi, como de bailarina del Lago de los cisnes, y nos pone en una situación paradójica, porque le digo: "Yo te llamo Yoyó y soy tu tú".

Ser el tú de alguien parece complicado, pero es muy sencillo: todos somos el tú de nuestro interlocutor. Lo realmente difícil es ser el yo de nuestro interlocutor, siempre y cuando nuestro interlocutor no seamos nosotros mismos. Porque imagínate que estás hablando con alguien, y te das cuenta de que es Yo, es decir: Tú. Bueno, que es un lío impresionante, pero Yoyó y yo (a quien ella llama Tutú) lo llevamos bien.

La cuestión es que nos pusimos a recordar viejos tiempos, en un bar de la rambla del Raval, y ella tiene bastante mejor memoria que yo. También tiene algo que encandila a todos los hombres que pasan por su lado, incluso al camarero. Creo que se trata de una feminidad infinita, una paz en la mirada, una sonrisa alegre... su presencia es brutal.

De repente me preguntó: "¿Tú te acuerdas de aquella noche que nos subimos al andamio?".
Le contesté: "Sí, nos sentamos a leer un cómic de Calvin y Hobbes, y llovía".
Ella continuó: "¿Por qué estábamos tristes?".
Yo dije: "El cómic nos lo prestó Mario".
Y ella: "Pero, ¿recuerdas que estábamos muy tristes y trascendentales?".
Y yo: "Sí".
Yoyó: "¿Por qué crees que sería?".
Tutú: "No lo sé".

Subimos al andamio porque de noche es fácil subirse a los andamios, y nos sentamos a la altura de la farola para tener luz y poder leer el cómic de Calvin y Hobbes. Llovía, y sé que reíamos con las tiras cómicas, pero también sé que estábamos tristes aunque no recuerdo por qué.

Es curioso. Cuando Yoyó y yo nos despedimos, sentimos que con esa separación se sellaba para siempre una incógnita.

9 comentarios:

rotario dijo...

memoria selectiva, dicen.

Me encanta Calvin&Hobbes. Tengo la colección completa y no me aburro de ellos.

Anónimo dijo...

Los bípedos tendemos a olvidar las cosas que nos pusieron tristes en algún momento del pasado para poder seguir viviendo y seguir tropezando con las mismas piedras. Por eso no os acordabáis.

Pd. Ya mismo es tu cumple, no?
Te felicito adelantadamente, porque no me acordaré en su día.

Benjuí dijo...

Supongo que alguna vez me he subido a algún andamio y he leído comics o algo parecido, pero leyéndote hoy sólo he recordado que muchas veces me he sentido triste, pero no me acuerdo del porqué.
Supongo que esa falta de memoria ayuda a ir ligera.

Zittric dijo...

Por lo general recuerdas el sentimiento y no el hecho. Es como recordar un sueño, o al menos a mi me pasa, recuerdo que sentía, pero no que hacía...menos por qué lo hacía...sólo sentimientos...

Mejor así, a veces recordar el hecho, te hace sentir lo malo de nuevo...como ver "una cosa de videoarte" en el CCCB 2 veces.

SALUDOS

Agus dijo...

No le he cogido el punto a la entrada, lo siento.
El Agus

Alberto Ramos dijo...

Damiano, andiamo all'andamio.

el llamado perdido dijo...

Lo mejor es cuando ni siquiera sabes si el otro se llama Yoyó o Tutú. Sellar para siempre una incógnita. ¡Qué bonita es la vida y cómo arde la gasolina!

LEIRE dijo...

Ufff! de repente un tal MARTIN entra en mi blog y de ahi llego (por curiosidad y casi por devocion a ese nick tan sugerente) hasta este blog.

Leo en uno de los titulo YOYO Y TUTU y recuerdo prefectamente el momento en el que yo tb bautice con ese nombre nuestra relacion.

Ella, me regalo un YOYO, lo habia pintado para mi, me encanto.
Me parecio un regalo super especial,por ser lo que era y por su nombre...YOYO!

Fue entonces cuando le dije....si tu me regalas tu YOYO, yo te regalo mi TUTU.

Y asi nacimos YOYO Y TUTU.

Preciosa historia la tuya, me alegra que la gente sueñe con las mismas cosas que yo y de algun modo , de la misma forma.

Besos de terciopelo

P.D: tambien me sorprendio encontrarme a ROTARIO aqui, la vida esta llena de casualidades, besos de trapo para ti.

Don Peperomio dijo...
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