La noche del viernes empezó con este mensaje prometedor: “Me hiciste un facial lotion y fuiste un fuck&run, por lo tanto: eres gay”. (Nota. Facial Lotion: dícese de una corrida en tu cara; Fuck'N'Run: dícese del que se corre y se va corriendo en tu cara).
Luego llegaron el novio de mi amiga La Loca y sus colegas físicos. Cuando tienen prisa, el novio de mi amiga La Loca le dice cosas tan románticas como: “¿Podemos echar un polvo de colegueo?”. Una vez le escupió en la cara para que superara el trauma. Es un encanto. Sus amigos también lo son.
Antes yo solía ser más química, me tentaba encontrar la fórmula de la adrenalina, el amor y esas paridas. Pero últimamente me he puesto en plan físico. Siempre estoy rodeada de chicos guapos y sólo me lío con chicos guapos. Podría decir que porque los extremos se atraen, pero pecaría de falsa modestia y mentiría. Tengo la gran suerte de haber conocido a unos cuantos tíos buenos interesantes.
Antes yo solía ser más química, me tentaba encontrar la fórmula de la adrenalina, el amor y esas paridas. Pero últimamente me he puesto en plan físico. Siempre estoy rodeada de chicos guapos y sólo me lío con chicos guapos. Podría decir que porque los extremos se atraen, pero pecaría de falsa modestia y mentiría. Tengo la gran suerte de haber conocido a unos cuantos tíos buenos interesantes.
Uno de los colegas del novio de mi amiga La Loca es alto (dos metros), rubio, tiene los ojos azules y la tez fina. Parece mucho más joven de lo que es, dice que de tanto beber (el alcohol conserva, y si no, fijémonos en Ana María Matute) y de fumar (mi abuela de 90 tacos se mete un paquete de negro diario; hablamos de tabaco). Su sentido del humor es tan fino como su tez. También es parco en palabras. El pobre es alemán y nunca sabes si te está entendiendo, si es capaz de expresarse o si realmente se aburre. Él asegura aburrirse a menudo y no puede creerse que yo no me haya aburrido en la vida.
Le pregunté qué hace cuando se aburre. Me contestó: “Miro la pared”. ¿Y nada más? “No”. Vaya, parece interesante. “Mis paredes no son interesantes”. ¿Y no fumas o algo así? “Sí, fumo y miro la pared”. Ya.
Le pregunté qué hace cuando se aburre. Me contestó: “Miro la pared”. ¿Y nada más? “No”. Vaya, parece interesante. “Mis paredes no son interesantes”. ¿Y no fumas o algo así? “Sí, fumo y miro la pared”. Ya.
El Alemán y el novio de mi amiga La Loca trabajan en Castelldefels. Me pareció entender que son investigadores, pero no supieron explicarme qué investigan exactamente. Algo de mecánica cuántica. Según ellos, yo enfocaba mal la pregunta: quería saber “por qué”, cuando ellos investigan el “cómo”.
Hablamos del principio de la termodinámica y era muy bonito, porque la materia se sostiene por pura atracción. No supieron responder a si tenemos ojos para ver o vemos porque tenemos ojos. En cambio, me pusieron un ejemplo muy raro sobre lo que haces cuando alguien está enfermo: llamas a la ambulancia y lo normal es que la ambulancia se lleve al enfermo al hospital y que allí lo curen. En fin, no sé qué coño tiene que ver eso con la mecánica cuántica y sus investigaciones en Castelldefels, pero me pareció fascinante.
Hablamos del principio de la termodinámica y era muy bonito, porque la materia se sostiene por pura atracción. No supieron responder a si tenemos ojos para ver o vemos porque tenemos ojos. En cambio, me pusieron un ejemplo muy raro sobre lo que haces cuando alguien está enfermo: llamas a la ambulancia y lo normal es que la ambulancia se lleve al enfermo al hospital y que allí lo curen. En fin, no sé qué coño tiene que ver eso con la mecánica cuántica y sus investigaciones en Castelldefels, pero me pareció fascinante.
Como no me rindo fácilmente, lo intenté por otros medios. ¿Qué hacéis durante el día? El Alemán: “Llegamos al trabajo y leemos los periódicos”. ¿Y después? “Tomamos un café”. ¿Y después? “Trabajamos”. ¿De qué manera? “Nos sentamos ante una hoja en blanco y pensamos”. Vale. ¿Y entonces? “Pues eso”.
Tras pasar un rato en el Masía, fuimos al Raval, donde se agregó un compañero de piso del novio de mi amiga La Loca. Ayer se tomaron unas setas alucinógenas para adornarlo, seguro que ha quedado muy bien. El piso, digo.
Luego fuimos al Big Bang, que es un atro terrorífico lleno de chicos feos y pocas chicas. La Loca y yo nos acercamos al único que era un poco monillo y le dijimos que tenía una nariz muy bonita. Le preguntamos: “¿Eres judío?”. Y él: “No, pero me llamo Israel”. Quisimos saber quién le había puesto un ojo morado, pero él se hacía el loco todo el rato, fingía que no sabía de qué le estábamos hablando. Hasta que de repente se retiró el pelo de la cara y, joder, no es que tuviera un ojo morado, es que era la sombra del flequillo. Pensó que nos faltaba algo. Sí, nos faltó vista. Y vergüenza.
Luego fuimos al Big Bang, que es un atro terrorífico lleno de chicos feos y pocas chicas. La Loca y yo nos acercamos al único que era un poco monillo y le dijimos que tenía una nariz muy bonita. Le preguntamos: “¿Eres judío?”. Y él: “No, pero me llamo Israel”. Quisimos saber quién le había puesto un ojo morado, pero él se hacía el loco todo el rato, fingía que no sabía de qué le estábamos hablando. Hasta que de repente se retiró el pelo de la cara y, joder, no es que tuviera un ojo morado, es que era la sombra del flequillo. Pensó que nos faltaba algo. Sí, nos faltó vista. Y vergüenza.
Llegó el tercer amigo del novio de mi amiga La Loca, también físico y con una pinta de nerd que tiraba de espaldas. Es un tío superdivertido que soltaba un montón de tonterías muy graciosas e ingeniosas. La cuestión: que cuando La Loca y su novio se fueron, me los llevé a todos a La [2] del Apolo, y como el Alemán es un percha, le colgué el abrigo y la bufanda mientras bailaba. Todas las tías iban a por él, pero él no estaba interesado.
El sábado, con un dolor de cabeza que sólo pudo provocar el puto último gintónic de la noche (sin duda de garrafón), me enteré de que nunca nadie había conseguido arrastrar al Alemán hasta el Apolo, lo que no hizo que me sintiera especialmente orgullosa, pero alteró mi ego un poco.
El sábado fue un día de mierda que pasé tirada en el sofá con una resaca de mierda, tras haber estado cuatro semanas sin librar ni un puto día de mierda, bebiéndome hasta las macetas para sobrevivir y fumándome lo que no está escrito. Por la noche se me ocurrió la genial idea de quedar con Mi Amor Sobre Ruedas. Quise que todo saliera bien. Desde que volvió de Asia nos habíamos visto un par de veces y en ambas ocasiones nuestro encuentro fue un desastre. Él no se dio cuenta, pero la tercera también lo fue.
Como me pidió que no publicara aquella conversación-bucle que tuvimos en este blog, me meteré directamente en la cama, donde primero tuve náuseas y después un sueño intranquilo repleto de pesadillas: en unas, miraba unas fotos que acababan de sacarme y descubría que tenía los brazos gordos y llenos de estrías. ¿Por qué nadie me había avisado de que estaba gorda y fofa? En otras, abría la boca y veía mis encías sanguinolentas, mis muelas podridas y negras. En fin, que mi subconsciente es bastante obvio: soy un ogro.
Me desperté unas doscientas veces y por fin decidí levantarme para seguir trabajando. No soy controladora aérea, aunque me resulta imposible dejarme llevar y volar sin control. Me enteré de que una amiga en quinto mes de gestación fue a hacerse una revisión para saber de qué sexo es su criatura, llevaba años queriendo quedarse embarazada y ya tiene cuarenta. La criatura es niña. Pero tiene una deformidad grave en el cráneo. Me cago en la puta ginecóloga que tuvo que decirle: tu monstruo habría sido mujer. Porque entonces ya convertía a su feto en persona, en alguien en quien pensar. Todos sabíamos a través de emocionados SMS que era del Barça, durante el clásico dio muchas patadas.
El horror, el horror. Ayer quedé con mi Examante Que Una Vez Huyó Bajo la Lluvia. Hice algo absolutamente inaudito en mí: bajé al OpenCor y compré vino y la cena. Nada currado, unos solomillos. Cuando llegó a casa, flipó. Él no podía entender mi miedo a ser poco femenina (creo que las mujeres hacen este tipo de cosas), el asco que siento a veces, el odio que me tengo porque es verdad lo que dijo uno de mis primeros amantes (uno de los primeros!), que voy por ahí sembrando cadáveres. Y quien siembra... Antes estas cosas no me afectaban.
No llegamos a cenar, claro. Brindamos y mi Examante Que Una Vez Huyó Bajo la Lluvia soltó alguna bordería. Le dije en broma: ya no te quiero. Contestó: nunca me has querido, eres una mantis religiosa y te aprovecharás de mí hasta que me arranques la cabeza.
Soy la puta reina de corazones.
Que alguien me saque de este papel, si es posible. Gracias.
5 comentarios:
Toma la salida número siete. Es aquella que está indicada cinco veces en la autopista con carteles, luces y bandas sonoras.
Los cojines de Laos no hacen lo que debieran. Ni yo, que sí sé cuando soy un desastre; aunque lo sepa luego. Y eso es trampa: quererte no es una pesadilla.
Mientras escribías esto, yo hablaba con tu hermano, aquel que es demasiado alto, guapo e inteligente como para estar en paro.
fuck n run: have sex and get out of person's proximity asap
El problema no es ir sembrando cadáveres. El problema es que no nos importa. Peor aún, no nos importa ser nosotros los cadáveres. Y no nos perdonan que seamos capaces de pasar página con tanta facilidad. Cariño, somos unos psicópatas incapaces de empatizar con los demás como los demás. Y acabaremos encerrados, con la cabeza rapada al cero, riéndonos y llorando a la vez. Ya lo sabes.
Después de mucho tiempo sin brindar han vuelto tus cervezas a mi nevera.
Salud!
Jajajajaajajajajaa....me he reído de buena gana...yo también tengo una amiga, La Loca...son como dos gotas de agua...jajajajajajaa...todo se repite al otro lado del mundo.
Salud!
Publicar un comentario