sábado, 6 de diciembre de 2008

C

Cada vez que intento escribir una C mayúscula, el ordenador selecciona todo lo que he escrito, y borra la selección. A veces me permite deshacer la acción, y recupero aquello que ya había puesto. Otras veces no.

Escribo con cierto miedo porque, aunque sé que mi ordenador es un caprichoso hijodelagranputa, marco la tecla de mayúsculas y la c mecánicamente, siempre que sea preciso: tras un punto y al principio de una frase, por ejemplo, o cuando menciono un nombre propio. Sé lo que puede pasar, pero lo olvido. Mayúscula-c. Y todo se va a la mierda.

Editar-deshacer, solicito entonces. Control Z. Pero no siempre funciona. Entonces tengo que volver a empezar. Y aunque tiendo a reescribir las cosas, no me gusta hacerlo por obligación.

También tiendo a revivir las cosas.

Cada despedida empieza por una C mayúscula.

Me he despedido mil millones de veces con lágrimas en los ojos y una sonrisa que intenta quitarles importancia; a la despedida y a las lágrimas, quiero decir. Te despides, y es como la C mayúscula. Sabes que la puta C mayúscula puede seleccionarlo todo y borrarlo. Y ojalá fuera así, te dices. Ojalá lo borrara todo. Pero no, suele dejar una palabra a medias, una historia a medias, una frase incompleta.

Y lees el principio de aquella frase, el principio de aquella historia. Lees media palabra. Y te dices, joder. Joder, joder, joder.

Las despedidas te hacen pensar irremediablemente en la muerte. Te hacen pensar que su avión se estrellará, por ejemplo, y su familia irá al funeral, y también irán sus amigos. Pero nadie sabe que existes. Nadie sabe lo que tuvisteis porque lo que tuvisteis fue exclusivo, sólo fue vuestro. Nadie sabe quién eres. Y nadie te vería si fueras a su funeral. Existirías incluso menos que él, que ha dejado de existir.

En realidad, nadie eres tú.

O, si lo prefieres: la otra no es otra que nadie.

Ni siquiera puedes escribir su nombre sin miedo, porque su nombre empieza por c, y los nombres propios van en mayúsculas.

Cada despedida está escrita con el mismo miedo con el que escribirías su nombre, porque puede que todo se quede aquí, en este preciso momento, media frase, una palabra, aunque él te prometa que no. Tanto tiempo perdido; de repente, no hay nada.

Hacía siglos que no escuchaba Antony And The Johnsons.

Hacía siglos que no era tan dolorosamente feliz.

Mi ordenador elige lo que queda escrito y lo que no. Y las despedidas me obligan a provocarle: Coño, escribo. Cojones. Cagondei. Cacaculopedopis. Cállate. Criptonita. Cuélgate. Pero nada, esta vez ni selecciona, ni borra. Y todo se queda así como lo he escrito.

Va, le digo, puedes hacer lo que te dé la puta gana, esta vez no me joderás. Quiero que borres este recuerdo de un plumazo. Quiero que lo borres de una puta C mayúscula.

Mi ordenador, Caprichoso, no me hace Caso. CCCCCCCCCCCCCC. Ni puto caso.

Suena el teléfono, y es él. Ha llegado bien. Está vivo. Me echa de menos. Dice cosas que, de momento, prefiero no creer. Creer también va con C. Volverá la semana que viene.

Una semana no es nada. Y aunque no quiera creerle, le creo; aunque no crea quererle...

Sigo escribiendo, sigo viviendo yo también, sin miedo. Sigo existiendo. Pero sé lo que suele hacer este ordenador, cuando menos te lo esperas. Emula algo que he tenido que reescribir y revivir demasiadas veces. Mecánicamente, apenas sin darme cuenta.

A traición.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo!
Si pudiera decir que cuando sea mayor, diría que, a ver si escribo como vos, lástima que no pueda decirlo.
Es un placer leerte.
Un saludo

errante dijo...

uf!

Jorge Barreiro dijo...

La verdad, a veces no vale la pena hacer Ctrl+G despues de cada abrazo para que te quede el consuelo de la C ... si fuera necesario.

Alberto Ramos dijo...

El diccionario de la RAE prefiere haraquiri a harakiri. En cambio, no dice camicace, sino kamikaze. ¿Le estará haciendo mobbing a la C, aunque sea minúscula?

Argeseth dijo...

¡C!

Anónimo dijo...

Ellos saben loq ue hacen,boba! Si te dejan trabajando hasta más tared, pos ellos sabrán, si te roban los recuerdos de tu infancia en fotos,bah, si no arrancan o no se apagan o la a se convirtió en una jota, psss. Hay que tener fe, Mel, y dejarte llevar.
Juas!

Un gusto leerla

humo dijo...

Deberían estudiar tus post en las clases de Literatura de la ESO.

humo dijo...

Lo digo porque hacía tiempo que no leía un poema de amor tan honesto en el fondo y en la forma.

El maligno dijo...

C de Calisto, claro. La tragicomedia de Calisto y Melalcohólica. Ese me lo tuve que leer en el insti, creo que era de amor.

Agus dijo...

... voy al pC, en favoritos tengo un enlaC por el que no paso haC tiempo. Mel, gratos recuerdos de lectura.
Abro una C erveza, el C etlado sigue funcionando en sus C omentarios, buenos textos, poco tiempo el mío.
Y viviendo en un terCero C.
[ C errar]
Zaludos, C
El aCus

Agus dijo...

(Vaya mierda de comment)

Anónimo dijo...

jajaja. Pues sí.

Don Peperomio dijo...

C encore?